Budapest, 7 nov (EFE).- La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos empuja a los países europeos a potenciar sus propias capacidades de defensa ante el temor de que Washington dé un paso atrás en su apoyo a Ucrania y a acelerar sus esfuerzos para competir en la economía global.
«¿Queremos que la Historia sea escrita por otros, las guerras lanzadas por (el presidente ruso) Vladimir Putin, las elecciones americanas, las elecciones de los chinos en tecnología o comercio, o queremos escribir la Historia? Yo creo que tenemos fuerza para escribirla», dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, en la apertura de la reunión de la Comunidad Política Europea en Budapest.
La capital húngara acogió el quinto encuentro entre los 27 Estados de la Unión Europea y otros veinte países del continente, entre ellos Reino Unido, Ucrania, Turquía, los países de los Balcanes Occidentales o los socios del Cáucaso, que se vio marcado por la victoria de Trump y sus posibles consecuencias para el continente.
En un contexto marcado por la invasión rusa de Ucrania, las crecientes tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, la pérdida de competitividad de las economías europeas con respecto a estas potencias y desafíos globales como el cambio climático, los europeos ven en el retorno del republicano a la Casa Blanca el último toque de atención para reducir sus dependencias del exterior.
«Es el momento de decidir actuar, de defender nuestros intereses nacionales y al mismo tiempo europeos, de creer en nuestra soberanía y nuestra autonomía estratégica; de decir que no queremos ser clientes, delegar a otros nuestra economía, nuestras elecciones tecnológicas o nuestra seguridad», dijo Macron, quien hizo hincapié en que Europa no puede «delegar eternamente su seguridad» a Estados Unidos.
El mandatario galo insistió en que Europa debe defender su economía y su modelo democrático y consideró que, con 700 millones de ciudadanos, Europa está en disposición de ser una «potencia geopolítica» plenamente independiente e influyente en el mundo. «Si queremos podemos retomar el control», aseveró.
«Creo que ha llegado el momento de despertar de nuestra ingenuidad geopolítica y de darnos cuenta de que tenemos que comprometer recursos adicionales para poder hacer frente a los grandes retos, a las cuestiones de competitividad y de defensa europea», resumió el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.
En la misma línea, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, dijo que la UE trabajará en su propia agenda estratégica aunque está «dispuesta a profundizar sus vínculos con Estados Unidos» y confió en que la nueva administración estadounidense siga comprometida con el apoyo a Ucrania.
«Si fuéramos débiles con regímenes autoritarios como Rusia que ponen en riesgo el orden internacional enviamos una señal muy peligrosa de vulnerabilidad al resto del mundo (…) ¿Si Estados Unidos fuera débil con Rusia, qué significaría para China?», argumentó el belga.
El futuro inquilino de la Casa Blanca tiene en Europa uno de sus mejores aliados precisamente en el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, anfitrión de la cita, quien en la rueda de prensa tras el encuentro elogió a Trump y aseguró que brindó con vodka tras conocer su victoria.
Orbán, próximo también ar Putin, y verso suelto en la UE, aseguró que el cambio de mando en Washington «cierra un capítulo y abre otro nuevo» en lo que respecta a Ucrania y llamó a Europa a replantearse el alcance de su apoyo a Kiev.
«La gente en Europa cada vez está menos preparada para financiar una guerra que no entiende exactamente, que no entiende su objetivo y que nadie garantiza cuánto tiempo durará», dijo Orbán, reiterando su llamada a un «alto al fuego» en el conflicto como un «primer paso» para lograr la paz.
El primer ministro eslovaco, el populista de izquierdas Robert Fico, también partidario de un alto al fuego, ya ha advertido de que su país no aprobará que Europa asuma «la responsabilidad financiera completa sobre Ucrania».
El discurso de estos mandatarios contrasta con el de la mayoría de socios de la Unión Europea, que desde el inicio de la guerra en 2022 han reiterado que apoyarán a Kiev «tanto tiempo como sea necesario».