Madrid, 21 nov (EFE).- Un juego de cartas enfocado al público infantil fomentará la educación ambiental al hacer «más comprensible el concepto de economía circular a los más pequeños», ha explicado a EFE Nuria Millán, de la Fundación Vivo Sano.
La entidad colabora en esta iniciativa promovida por la compañía especializada en higiene y salud, Essity, a través del proyecto «Salud ambiental en la escuela», que busca hacer «reflexionar sobre nuestra forma de consumir y sus impactos sobre el medioambiente» también a los menores, sensibilizándoles «en el uso racional de los recursos».
El juego se llama «Los manos sucias: Cierra el Círculo» y consiste en completar con distintas cartas el máximo número posible de círculos que componen el proceso de un producto a lo largo de su vida útil, desde su fabricación hasta que se convierte en residuo y, más tarde, su recuperación y reciclaje.
Dirigido a mayores de ocho años y con posibilidad de participación de hasta cuatro personas, el proyecto se incluye en el programa «Manos sucias» -así llamado por su impulso a la concienciación sobre la importancia del lavado de manos de 2020- como un recurso didáctico gratuito y disponible para su descarga en la web de la entidad, para familias y docentes dentro y fuera del aula.
La idea es que «el alumnado comprenda su poder como consumidores y la importancia de sus decisiones para alcanzar el desarrollo sostenible y el respeto de los límites del planeta», ha precisado Millán.
Además de la aportación lúdica, Essity ha organizado un «Grupo de enfoque» que incluye a miembros de la Fundación Europea Sociedad y Educación y la Asociación Española de Educación Ambiental, además de la propia Fundación Vivo Sano, para «conocer los retos a los que se enfrentan los educadores» en este ámbito.
Fruto de este grupo es un Decálogo de Educación Ambiental que recoge ideas útiles para los docentes incluyendo recomendaciones como «la importancia de empezar a trabajar los conceptos relacionados con el cuidado del medio ambiente y las prácticas sostenibles desde la primera infancia» así como la posibilidad de tratar la educación ambiental «de forma transversal y a través de todas las asignaturas».
Según datos de la UNESCO, el 47 % de los programas educativos de más de 100 países «no hace ninguna referencia al cambio climático» y, si bien el 40 % de los docentes está «cómodo» enseñando sobre el tema, sólo el 20 % «es capaz de explicar cómo actuar para paliar sus consecuencias y contribuir para mejorar el entorno».
En ese sentido, Millán ha apuntado que «el papel de los centros educativos es fundamental», sobre todo en la escuela primaria «una etapa en la que los niños de entre 3 y 12 años están en su principal momento de aprendizaje y adquisición de hábitos». EFE
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