Cristina García Casado
Salamanca, 25 ene (EFE).- Más de trescientas cajas de seguridad, cámaras acorazadas, un búnker y estrechísimos caminos de vigilancia se esconden en el semisótano del flamante nuevo Centro Internacional del Español de Salamanca, antigua sede del Banco de España en la ciudad.
La planta de máxima seguridad del edificio espera remozada la puesta en marcha del centro para convertirse en escenario de nuevos usos: exposiciones, lecturas dramatizadas y microteatro darán vida a esas arcas vacías desde 2003.
El Centro Internacional del Español es el proyecto con el que la Universidad de Salamanca (USAL), cruzado el umbral de sus 800 años de historia, quiere situarse en el mundo como referente en la investigación y divulgación de esta lengua compartida ya por casi 493 millones de hablantes nativos.
Se inauguró en octubre de 2022 con todos los honores pero todavía luce lejos de estar listo para su puesta en funcionamiento, según pudo comprobar EFE en una visita reciente. Faltan mobiliario y contenido para los más de 5.360 metros cuadrados de superficie interior.
La idea es que la planta baja y el semisótano sean «los espacios más públicos», donde se acojan las actividades culturales abiertas a los visitantes, mientras que las plantas superiores -que fueron vivienda y oficina de los empleados bancarios- tendrán un acceso más restringido a la investigación.
Así lo ha explicado a EFE Cristina Martín Bueno, arquitecta técnica y directora de ejecución de la obra, un proyecto de rehabilitación que ha dado una tercera vida a este espacio salmantino, donde primero estuvo el Hotel del Comercio y después el Banco de España. Una historia que comenzó a finales del siglo XIX en la plaza de los Bandos.
336 CAJAS Y LLAVES DESPAREJAS YA SIN DUEÑO
Entre 1942 y 2003, el edificio funcionó como sede bancaria y, de ese pasado, se han conservado los elementos más característicos: la rejería, los portones, los anchísimos muros y los muy estrechos caminos de ronda que recorrían en sus guardias los vigilantes de seguridad.
El afán de preservar y mostrar ese legado es patente al entrar al semisótano y contemplar cientos de llaves, desparejas algunas y ya sin dueño, que antaño abrían las 336 cajas de seguridad del banco. «Solo funcionaba con las dos llaves, la del banco y la del cliente, al mismo tiempo», ha recordado Martín Bueno.
El Gobierno de España donó en uso el edificio a la Universidad de Salamanca, y la Junta de Castilla y León financió las obras de «reacondicionamiento» con una inversión de 9 millones de euros. La USAL espera ahora fondos para llenar de contenido el edificio con proyectos vinculados a la lengua.
El Centro Internacional del Español, que dirige la catedrática Nieves Sánchez González de Herrero, se creó en 2016 y desde entonces desarrolla sus actividades en una sede provisional, en el Patio de Escuelas Menores. Su enfoque ha sido desde el principio la apertura al mundo.
UN ESPACIO VERSÁTIL Y «ABIERTO A TODOS»
La intención de la USAL es que el centro esté «a pie de calle», «abierto a todos». Esperan recibir, por ejemplo, a un investigador que trabaje en una tesis sobre la escritora salmantina Carmen Martín Gaite, o a un emprendedor que diseñe una aplicación informática para la enseñanza del español como lengua extranjera.
También aspiran a que sea otro punto de referencia turística en Salamanca, ciudad que reivindica la enseñanza del español como uno de sus atractivos. Y quieren que se convierta en un escenario clave en la agenda cultural, con conferencias, presentaciones de libros y otros eventos que giren en torno a la lengua.
La configuración de los espacios se ha pensado para «la mayor versatilidad», en palabras de la arquitecta, con butacas móviles, graderío telescópico y separadores que permiten adaptar las salas a convocatorias de distinta naturaleza y aforo.