Almudena Álvarez
Palencia, 29 nov (EFE).- Un público educado en el cine desde hace 101 años, cercanía, respeto a los artistas, calidad y calidez, muchos cortometrajes y punto de encuentro de profesionales y público en un pueblo de 7.000 habitantes, son algunas de la claves del éxito del Aguilar Film Festival (AFF), que aproxima a la cuarentena y crece con buena masa en Aguilar de Campoo (Palencia), el pueblo de las galletas.
No son «los Javis», pero sus nombres empiezan por J, son Jorge Sanz y Jorge Rivero, «los Jorges», director técnico y director artístico del Aguilar Film Festival, que desgranan en una entrevista con la Agencia EFE las diez claves de un festival que lleva 35 años poniendo el foco sobre grandes historias en formato corto.
En esta edición el AFF ha programado 200 cortometrajes nacionales e internacionales del 1 al 9 de diciembre, cuando entregará también su máximo galardón, el Águila de Oro, a María Barranco y Cristina Plazas; el Águila de Oro Internacional al cineasta francés Eugène Green; y el Águila de Oro Castilla y León al director Arturo Dueñas y a la actriz Ana Garcés.
Pero, cuáles son las claves para que un festival “de pueblo” se sitúe como el Festival de Cortometrajes mejor valorado de España por el Ministerio de Cultura.
1.- Cine y más cine desde hace 101 años
En Aguilar ha habido dos salas de cine abiertas desde hace 101 años, proyectando cine ininterrumpidamente. «Los habitantes de Aguilar siempre han tenido una ventana abierta al cine, además de varios cine club que proyectaban cine más independiente y eso ha creado una cultura cinematográfica muy potente», explica Jorge Sanz.
2.- Un festival cercano
Al celebrarse en una población pequeña el público ha podido conectar con un evento cinematográfico donde «la cercanía» se escribe con mayúsculas: «Eso lo notan todos los actores que han pasado por aquí», señala Sanz, a quien se le agolpan apellidos como Bardem, Almodóvar, Querejeta, Bollaín, De la Iglesia, Verdú, Landa… y otros muchos.
3.- Respeto al artista
Desde sus inicios el AFF ha cultivado un enorme respeto hacia todos los artistas, “ya sea un famoso o un cortometrajista desconocido”, afirma el director técnico, algo que los profesionales siempre agradecen. Los protagonistas se sienten muy a gusto, asegura Sanz.
4.- Un festival de máximos en un pueblo de 7.000 habitantes
Desde el inicio tuvieron claro que había que “envolver bien el festival” para que llegara a todo tipo de público y que no se quedara en un festival para intelectuales. Por eso, además de buenos cortometrajes había que contar con caras famosas, lo que costó inicialmente, pero que luego se ha tornado en colaboración máxima.
5.- Especializado en cortometrajes
Ya en la cuarta edición sus organizadores decidieron que había que reconducir el festival para ofrecer algo diferente. “Decidimos especializar el festival en cortometrajes para apoyar la carrera de jóvenes profesionales. Queríamos estar apoyando los inicios, los comienzos», afirma Sanz, convencido de que fue un acierto.
6.- Un festival vivo, fresco y singular
Desde hace siete años Jorge Rivero es el director artístico y el encargado de que el festival no se acomode, y con su llegada se reestructuró la parte competitiva, dando más peso al cine internacional y fusionándolo con los trabajos nacionales en diferentes secciones, algunas nuevas, como «De Campo» para reflexionar sobre el territorio y reivindicar lo rural, o el «MiniAguilar» para atraer a los más pequeños.
7.- Punto de encuentro para los profesionales
Aguilar se ha convertido en un punto de encuentro entre proyectos, productores, directores, distribuidores y festivales. Aquí se han cerrado contratos, se han rodado cortometrajes y sobre todo se han hecho muchos contactos, favorecidos por que se trata de un lugar pequeño, lo que favorece 'encontronazos' de los buenos.
8.- Apoyo de administraciones y empresas
La colaboración público-privada ha sostenido el festival durante 35 años. «Teníamos claro que el festival no podía crecer solo a costa de las arcas públicas y que había que implicar a las empresas», explica Jorge Sanz, con un guiño especial a Galletas Gullón, que aporta dinero además de olor dulce.
9.- Un gran equipo
Más de 50 personas trabajan para que el festival funcione como una máquina bien engrasada. La fuerza del equipo es tan grande y la idea de lo que es el festival está tan asentada que cuando se produce un relevo los veteranos educan a los nuevos en esa filosofía. “El equipo pone un cariño enorme al festival y eso se traslada a todos los que vienen”, afirma Rivero.
10.- Un público muy implicado
“Tener un público que quiere al festival, que lo siente como algo suyo y como algo muy importante para la identidad de Aguilar es otra de las claves del festival”, afirma Rivero. Por eso este año el cartel del festival lo ilustran los rostros de nueve vecinos de Aguilar.