Las fiestas en el ‘exilio’ de una iglesia en obras y con pandemia

Desde hace, al menos, seis siglos, las fechas del 14 y 15 de agosto son días grandes en Leganés en honor a su patrona, la Virgen de Butarque. Ya el año pasado la pandemia trastocó la tradición religiosa y este año, aunque se mantienen parte de los actos, la normalidad está lejos de volver a la comunidad pepinera.
Desde hace, al menos, seis siglos, las fechas del 14 y 15 de agosto son días grandes en Leganés en honor a su patrona, la Virgen de Butarque. Ya el año pasado la pandemia trastocó la tradición religiosa y este año, aunque se mantienen parte de los actos, la normalidad está lejos de volver a la comunidad pepinera.

Desde hace, al menos, seis siglos, las fechas del 14 y 15 de agosto son días grandes en Leganés en honor a su patrona, la Virgen de Butarque. Ya el año pasado la pandemia trastocó la tradición religiosa y este año, aunque se mantienen parte de los actos, la normalidad está lejos de volver a la comunidad pepinera.

De una parte está la pandemia, que ha hecho que no haya actos civiles y que el Ayuntamiento haya optado por anular las fiestas. Sí habrá actos litúrgicos y religiosos, pero con las consabidas medidas de aforo y distancia personal para evitar contagios. Pero además coincide con las obras de reforma integral que desde el año pasado vive el templo, datado del siglo XVI, por el riesgo de derrumbe que corría. Para conocer cómo van los trabajos, en Hoy por Hoy Madrid Sur hemos charlado con el párroco Jaime Pérez-Boquerini, ahora ‘en el exilio’ en otra parroquia de la localidad debido a estas obras. Virgen de Butarque

El sacerdote explica que en estos meses ya se han llevado a cabo los trabajos arqueológicos preceptivos, en los que entre otras cosas han hallado la necrópolis documentada en el archivo de la iglesia, con varios cuerpos enterrados en el subsuelo del templo. Además se ha comprobado el estado de las galerías del edificio y se han puesto los cimientos en varios tramos. También se han reforzado y renovado las vigas de la bóveda y se trabaja ahora en la parte superior, donde las grietas que desde hace años herían al templo habían arriesgado su estabilidad. No obstante, la envergadura de las obras harán que a la iglesia le queden “al menos un par de años” para reabrir sus puertas.

El templo leganense inició su construcción en el siglo XVI (puede que sobre otro anterior, si bien no se ha documentado) y se completó en 1720. Atesora uno de los mejores retablos de Churriguera y una pintura de Leonardoni, además de un archivo ininterrumpido desde hace 500 años y mobiliario de gran interés histórico-artístico.