Madrid, 11 abr (EFE).- España es un «importador neto» de médicos y presenta altas tasas de facultativos en comparación con otros países desarrollados, si bien un 30 % ejerce en exclusiva en el sector privado, mientras que las enfermeras, además de pocas, acaban marchándose o abandonando la profesión lastradas por la precariedad.
Son las principales conclusiones de la primera entrega del Informe Bienal 2024 de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), presentado este jueves y focalizado en los desequilibrios de médicos en España, la escasez de enfermeras y los retos de la gobernanza de los recursos humanos.
«Y más de lo mismo no es la solución», ha señalado en rueda de prensa Vicente Ortún, coordinador del informe.
Muchos médicos
La ratio de médicos especialistas en activo en 2021 era de 480 por 100.000 habitantes, lo que coloca a España en la séptima posición de los países de la OCDE, ha desgranado Patricia Barber, coautora de dos de los cuatro estudios -'Experiencias de planificación de recursos humanos para la salud. El caso de los médicos' y '¿Qué sabemos y qué deberíamos saber sobre los desequilibrios de médicos en España?'-contenidos en el informe.
En 2022, según el INE, había 504,83 colegiados no jubilados/100.000 hab, pero distribuidos muy desigualmente por provincias, con altas densidades en las grandes ciudades y los entornos urbanos.
No obstante, tres de cada diez médicos en ejercicio (sin contar los residentes) ejercen únicamente en la red privada, que en los últimos años ha intensificado la competencia «por captar profesionales sanitarios» con la pública, «sometida a un marco regulatorio excesivamente rígido».
Sí que hay déficits en algunas especialidades, en particular en Familia, que «necesita con urgencia incentivos específicos» para «estimular» la vocación.
«Los desequilibrios en los mercados educativo y laboral no se resuelven convocando plazas, sino reformando el marco regulatorio, los sistemas de incentivos y la holgura de la gestión pública para competir con la privada por la atracción y la retención de talento», zanjan los expertos.
Pese a la «persistente e interesada leyenda urbana sobre médicos españoles que huyen hacia otros países», la realidad es que España es un «importador neto» de profesionales: en la convocatoria MIR 2022-2023, el 16,4 % de los adjudicatarios de plaza fueron extranjeros, y el 54 % de nuevos colegiados en el Colegio de Médicos de Barcelona también lo eran.
Sin embargo, «frente al magnetismo de España» para los médicos de otros países, sobre todo de Latinoamérica, la movilidad internacional de los formados en nuestro país «es reducida».
«En España es necesario -aboga Sespas- un debate sobre cómo regular el acceso a la carrera de Medicina, ya sea produciendo médicos a nivel nacional o permitiendo la homologación de títulos extranjeros», así como «abordar la actual diferencia entre universidades privadas y públicas que provoca problemas de igualdad entre estudiantes del grado».
Pocas enfermeras
Por el contrario, la tasa de enfermeras fue de 6,57 por cada 1.000 habitantes, a la cola de la OCDE. La paradoja es que, pese a que el número ha ido aumentando constantemente a lo largo de la historia, nuestro país debería incorporar 41.000 profesionales a las más de 330.000 colegiadas para llegar a la ratio de Portugal, que es de 7,44.
¿Qué lo explica? «España tiene un problema importantísimo de precariedad de las enfermeras», ha resaltado Paola Galbany-Estragués, coautora del estudio 'Escasez de enfermeras en España: del caso global a la situación particular'.
Precariedad que es de dos tipos: acumulan muchos contratos simultáneos, que además son estacionales, a lo que se añade la falta de desarrollo profesional. Todo eso sumado ha dado lugar a episodios de gran migración al extranjero, sobre todo el gran «éxodo» de profesionales a Reino Unido entre 2009 y 2016 que «no han vuelto», y el abandono de la profesión.
A día de hoy, la emigración «es baja (513 solicitudes en 2021 frente a 2.792 en 2013) y el país que mayor interés suscita es Noruega (1260 solicitudes de 2017 a 2021, de las que 906 se resolvieron positivamente de forma automática) pero, sea como sea, «la fuga de enfermeras en estos países es una pérdida de inversión», destaca el artículo.
La reforma laboral ha ayudado a reducir el porcentaje de contratos temporales al 80 % del total en 2023, y ha disminuir el número de enfermeras con más de uno en un mismo mes hasta situarse por debajo de las 3.000 profesionales.
Actualmente, «no hay carestía de nuevas graduadas y no se producen episodios migratorios destacables». Lo que está ocurriendo es que lo dejan, y solo mejorando sus condiciones laborales, que estén empleadas y se les ofrezca contratos a tiempo total podrá revertir esa situación.
Y las mejoras «no van a evitar la escasez» que provoca el abandono si cada enfermera no especializada contratada en 2022 ha tenido 2,76 contratos en ese mismo ano.
Ante este panorama, la receta de Sespas es clara: «Los recursos humanos en Sanidad deben estar en la agenda política y abordarse con perspectiva de largo plazo promoviendo pactos en los parlamentos y consenso político para buscar soluciones a todos estos desafíos».
Para eso, hay que “introducir reformas en la financiación sanitaria, el control del gasto y la regulación de las profesiones sanitarias para mejorar la gobernanza de los recursos humanos del SNS.»