Los agricultores de países pobres tienen más impacto económico por las medidas climáticas

Fotografía de archivo f, que muestra a un grupo de granjeros mientras recolectan azúcar de caña en una plantación en Diabaly, Malí. EFE/NIC BOTHMA

Redacción Ciencia, 3 ene (EFE).- Los agricultores de los países en desarrollo son los que más impacto tienen en su ganancia económica por las políticas para combatir el cambio climático, según un estudio recogido este viernes en la revista Nature Food que ha analizado el precio de 11 grupos de alimentos en 136 países.

Sus conclusiones apuntan a que los sistemas alimentarios de países desarrollados y en desarrollo comparten un paradigma: los agricultores cada vez reciben menos de lo que los consumidores gastan en alimentos, porque la ganancia económica se dirige más al valor añadido como la transformación de los alimentos, su transporte y comercialización.

“En los países ricos, cada vez compramos más productos procesados, como pan, queso o dulces, en los que los ingredientes crudos representan sólo una pequeña fracción del coste, y la mayor parte del precio se destina a la transformación, la venta al por menor, la comercialización y el transporte”, señala uno de los autores, Benjamin Bodirsky, científico del Instituto Postdam de investigación sobre el cambio climático (PIK, por sus siglas en inglés).

Los investigadores han visto que mientras que los componentes de valor añadido amortiguan las variaciones de los precios al consumo en los países más ricos, los países de renta baja, donde los costes agrícolas están por encima de los de la cadena alimentaria, afrontan mayores dificultades para gestionar las subidas de precios de los alimentos debidas a las políticas climáticas.

“Nuestros datos ponen de manifiesto que los consumidores de los países ricos están en gran medida protegidos de las fluctuaciones de los precios agrícolas causadas por políticas climáticas, como los impuestos sobre la contaminación o las restricciones a ampliar la tierra de cultivo”, añade Bodirsky.

Los autores han calculado que a mediados de siglo (2050), las medidas de lucha contra el cambio climático harán que el precio de los alimentos sea un 1,25 más altos para el consumidor de los países desarrollados, y 2,73 veces más caros para los agricultores.

En los países de renta más baja, los precios de consumo de los alimentos se multiplicarían por 2,45 con políticas climáticas ambiciosas de aquí a 2050, mientras que los precios de producción se multiplicarían por 3,3, lo que implicaría que los habitantes y agricultores de estos países tendrán cada vez más dificultades para alimentarse y producir, respectivamente.

“Nuestro análisis demuestra que las largas cadenas de suministro de los sistemas alimentarios modernos amortiguan las subidas drásticas de los precios al consumo, especialmente en los países más ricos”, afirma otro de los autores, David Meng-Chuen Chen, científico del PIK.

Los autores subrayan, no obstante, que las políticas de lucha contra el cambio climático “son esenciales para salvaguardar la agricultura y los sistemas alimentarios a largo plazo” y, si no se adoptan medidas ambiciosas para reducir las emisiones, las malas cosechas y las interrupciones de la cadena de suministro harán subir aún más el precio de los alimentos.

En esa línea, abogan porque las medidas de lucha contra el cambio climático contemplen mecanismos de apoyo a productores y consumidores en este proceso de transición hacia un modelo de producción y consumo de alimentos más respetuoso con el planeta.