Los españoles cierran el grifo y retoman consumo prepandemia inferior a 130 litros diarios

Un grifo deja caer agua en un domicilio, en una imagen de archivo. EFE/Luis Gandarillas

Amaya Quincoces Riesco

Madrid, 13 jul (EFE).- El verano y el calor intenso sólo acaban de empezar y los embalses siguen en caída libre, lo que ha activado las cautelas en los hogares para evitar derroches por la sequía y reconducir el consumo medio por habitante hacia la senda prepandemia por debajo de los 130 litros diarios, aunque el suministro no corre peligro.

Según datos preliminares, todo apunta a que el próximo balance anual de consumo medio de agua diario por ciudadano en España volverá a reflejar niveles «posiblemente por debajo incluso de 128 litros» pese al ligero repunte del gasto hídrico en los hogares en la época del coronavirus por variaciones de los hábitos durante el confinamiento.

Así lo ha asegurado a Efe Pascual Fernández, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), que integra a la gran mayoría de empresas que abastecen del recurso en España, en concreto a más de 35 millones de habitantes de los alrededor de 47 millones que residen en el país.

Ha añadido que «hace más de veinte años superaba los 150 litros el consumo diario medio por habitante»; el dato incluye todo el agua que sale del grifo en las casas: desde la que se utiliza para beber hasta la de lavado de platos, ropa, ducha o riego de plantas.

Según los expertos, es generalizada la clara tendencia a la baja del consumo de agua en los hogares desde hace treinta años, salvo ligeras interrupciones puntuales como sería la pandemia o años excesivamente calurosos.

Un caso paradigmático por sus dimensiones y extensión de la comparativa de datos en el tiempo es la Comunidad de Madrid. En 1991, el consumo urbano de agua era de 610 hm3 con una población de 4,5 millones; ahora, con más de 6,5 millones de habitantes, el consumo conjunto es de unos 500 hectómetros cúbicos, explica a Efe el responsable de Agua de Ecologistas en Acción, el ingeniero Santiago Martín Barajas.

«Se consume menos ahora, habiendo muchas más personas», una tendencia en la que influye mucho, por supuesto más allá del gasto concreto de cada ciudadano, la reducción global de pérdidas de agua en las redes de distribución del recurso a los hogares.

Dicho factor por otra parte, dificulta conocer si unos habitantes gastan más agua que otros en términos reales dependiendo del territorio y las condiciones geográficas y climáticas, dado que los datos no consideran sólo los hábitos en los hogares sino especialmente también el estado de las infraestructuras de suministro.

Según Martín Barajas, es mucho más sostenible vivir en pisos que en viviendas unifamiliares con jardín por pequeño que este sea; el consumo de agua es más del triple en estas últimas que en las anteriores; en cualquier caso es el sector de la agricultura el que se lleva el grueso, sin lugar a dudas, del gasto hídrico global, ha añadido.

Las campañas de sensibilización están siendo fundamentales para concienciar a la población de no despilfarrar el recurso porque es escaso.

Cerrar el grifo mientras se lava uno los dientes, así como el tapón del lavabo para afeitarse son algunos de los consejos habituales de ahorro de agua; un minuto con el grifo abierto supone hasta diez litros perdidos, mientras que una ducha en lugar de un baño permite ahorrar entre 60 y 150 litros, según los expertos.

En Madrid, cuando el Canal de Isabel II dice que hay sequía, automáticamente el consumo baja un 10 por ciento aproximadamente; la tendencia es similar en cualquier otro territorio, según Martín Barajas.

«Durante la pandemia se frenó ligeramente la tendencia de consumo descendente claramente consolidada a lo largo de los últimos años; los bares y restaurantes estaban cerrados y la gente sólo bebía en casa, por lo que se trasladó allí el gasto hídrico de fuera del hogar», ha explicado el presidente de AEAS.

Según el estudio nacional de suministro de Agua Potable y Saneamiento 2022 (AEAS-AGA), de carácter bianual, en su última edición con datos de 2020, coincidiendo con la pandemia, el gasto hídrico entre los españoles fue de 131 litros diarios por habitante; una cifra superior por tanto a la de la edición anterior, que había sido 128 litros per cápita en 2018 y de 132 en 2016.

Las cifras son similares, por otra parte, a las últimas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2022, que también se refieren a 2020 y cifran el consumo doméstico de agua en 133 litros diarios por habitante, sin variaciones con 2018; en 2016 había sido de 136 litros.

En estos momentos, pese a la sequía, el suministro doméstico está garantizado salvo en pueblos pequeños de serranías sin conexión a redes generales de abastecimiento, asegura el presidente de AEAS.

Ha explicado que, cuando esas pequeñas localidades aisladas que habitualmente disponen de agua en abundancia sufren el azote de sequías prolongadas y sus fuentes naturales se secan, es cuando surgen problemas.

Sin embargo, los problemas de suministro por episodios prolongados de escasez de lluvia no se dan en ciudades grandes, ni medianas, «ni siquiera en las pequeñas», porque están integradas en redes generales de distribución de agua.

En estos momentos las zonas del país que sufren más estrés hídrico por escasez de agua podrían aguantar en general sin problemas de suministro al menos hasta más allá del invierno, aunque los embalses siguieran bajando, teniendo en cuenta que el verano sólo acaba de comenzar.