Mannheim (Alemania), 15 ene (EFE).- Destinado desde la adolescencia a convertirse en una estrella de balonmano, el primera línea austríaco Mykola Bilyk llega al Europeo de Alemania dispuesto a demostrar su condición como uno de los jugadores más determinantes del momento.
«Es un jugador muy incisivo en el uno contra uno. No deja descansar a su defensor en ningún momento, está encarando todo el rato y luego un lanzamiento muy, muy duro», señaló el español Eduardo Gurbindo que comparte vestuario con el austríaco en la fila del Kiel alemán.
Cualidades que Bylik ya dejó entrever en el Europeo júnior disputado en el año 2014 en el que el austríaco además de ser galardonado como jugador más valioso y mejor central se alzó con el título de máximo goleador con un total de 55 dianas.
Unos números que no pasaron desapercibidos para el todopoderoso Kiel que dos años más tarde, en el verano de 2016, reclutó a Mykola Bilyk, que entonces contaba con apenas 19 años, para la Bundesliga alemana.
Pero antes de viajar a Alemania Mykola Bilyk vería cumplido otro sueño, proclamarse campeón de la Liga austríaca junto con su padre, el guardameta ucraniano Serhiy Bilyk, con quien jugó cuatro temporadas en el Fivers Margareten vienés.
Cuatro años en los que Bilyk, que nació en 1996 Túnez, donde su padre jugaba entonces en las filas del Esperance, no sólo se convirtió en la gran sensación de la Liga austríaca, sino en un fijo en los planes de la selección centroeuropea con la que debutó en 2014 con apenas 17 años.
Un año más tarde llegaría en Catar el primer Mundial para Bilyk, que se convirtió en el jugador austríaco mas joven en toda la historia en disputar una cita mundial.
Sin embargo, la mayores alegrías deportivas para Mykola Bilyk no llegarían con su selección con la que cuenta como mejor resultado la octava plaza lograda en el Europeo de 2020 que Austria organizó junto con Noruega y Suecia, sino con su club, el Kiel, con el que ha conquistado entre otros títulos la Copa EHF en 2019 y la Liga de Campeones en 2020.
Un Kiel en el que Bilyk, que renovó recientemente con las «zebras» hastas 2026, en el que el austriaco va adquiriendo un papel cada vez mas preponderante y en el que se le ve como el sucesor natural de croata Domagoj Duvnjak en el liderazgo del equipo.
«Es un jugador que siempre piensa en el equipo, una persona muy amable que trata de ayudarte en todo lo que puede y aunque es cierto que todavía Duvnjak es el capitán y un poco el emblema del equipo, él cada vez va asumiendo más ese papel de líder», explicó Eduardo Gurbindo.
Y es que Mykola Bilyk no sólo destila talento con esa finta en giro «que es ya un poco marca de la casa» y competitividad, «no le gusta perder en ninguno de los juegos que hacemos en los entrenamientos», como desvela Gurbindo, sino que además posee el carisma necesario para una estrella en el Kiel, la selección austríaca y el balonmano mundial.
Javier Villanueva