Por J.L.Fdez-Checa
Cardeña (Córdoba), 18 abr (EFE).- Soberano y Teja, una joven pareja de linces, han escogido un extraño sitio para asentarse, una dehesa, un lugar que suele ofrecer poco refugio, poco alimento y demasiados vecinos, un territorio muy poco frecuentado por sus congéneres.
Una elección, sin embargo, que se explica por el cuidadoso trabajo de gestión forestal y biológica de los responsables de este singular emplazamiento, una finca pública en el parque natural de Sierra de Cardeña y Montoro (Córdoba), rodeada de dehesas llenas de ganado y con una fuerte presencia humana.
Un espacio en transformación en el que los gestores del parque han trabajado con mimo y conocimiento en la recuperación de su biodiversidad, en el que se ha llevado a cabo acciones de reforestación y se han construido refugios para conejos (majanos) y, ahora, para los propios linces.
El director del parque, Pedro Ignacio Torres Tevar, señala que la propia naturaleza ha hecho su trabajo: «se está recuperando la cobertura vegetal, incluida la vegetación de ribera en torno a los arroyos, y la presencia de conejos se ha estabilizado a partir de tan sólo una repoblación, hace unos quince años, lo que constituye una gran éxito».
Los majanos se han construido con tubos de hormigón y se han cubierto con ramajes, de tal modo que ofrecen protección a los conejos e impiden que otros depredadores, como los tejones o zorros excaven e invadan las madrigueras.
Torres explica además que las actuaciones vinculadas con la conservación del lince se están llevando a cabo en el marco del proyecto LIFE LYNXCONNECT.
El parque, situado en la zona oriental de Córdoba, limítrofe con Jaén y Ciudad Real, se halla en mitad de un territorio de dehesas, con grandes fincas dedicadas a la ganadería extensiva de vacuno, ovejas y, sobre todo, cerdos ibérico. En su entorno, en las zonas más escarpadas, se conserva un monte mediterráneo en excelente estado de conservación, bosques de ribera, pinares y una dehesa de roble melojo.
Soberano y Teja provienen de la dispersión natural de la población de linces de la zona. Torres destaca que Sierra de Cardeña y Montoro y el limítrofe parque natural Sierra de Andújar en Jaén fueron junto a Doñana los dos únicos refugios en los que los linces sobrevivieron a principios del presente siglo, en el momento más crítico de la supervivencia de esta especie.
El director afirma que todavía no están seguros de que los linces se terminen estableciendo en este lugar: «aquí cuentan con las condiciones adecuadas, sobre todo en lo que se refiere a su principal alimento, los conejos, pero hasta que no tengan crías no sabremos si han decidido quedarse».
Por el momento, los responsables del parque siguen «espiando» las andanzas de los linces mediante cámaras de trampeo, cuyas imágenes muestran a los linces rondando los majanos.