Madrid, 29 jun (EFE).- Acostumbrada a acoger multitudinarios eventos, Madrid ha subido no obstante un peldaño en su blindaje y vive estos días bajo la constante mirada de helicópteros, con controles y cortes en sus accesos y vías principales, en medio del desconcierto de miles de madrileños que buscan alternativas para ir a trabajar o simplemente pasear por el centro.
La celebración de la cumbre de la OTAN y la llegada de los jefes de Estado y de Gobierno, con sus respectivas delegaciones, afecta fundamentalmente a la zona norte y centro de la capital: Ifema Madrid -lugar que acogerá las reuniones-, al eje del Paseo de la Castellana -donde se ubican numerosos hoteles que alojan a los mandatarios y acompañantes- y diversos puntos que tienen programado visitar, como el Palacio Real o los Museos del Prado y Reina Sofía.
Si este lunes y martes se produjeron cortes de tráfico puntuales a medida que iban llegando las delegaciones, el grueso de las incidencias está previsto para este miércoles, según advierte el Ayuntamiento, que pide a los madrileños que, en la medida de lo posible, teletrabajen y utilicen el transporte público.
En respuesta a este llamamiento, el tráfico dentro del anillo de la M-30 ha disminuido un 30 % respecto al miércoles pasado, y además hoy es el día del mes de junio con mayor índice de ocupación de los autobuses municipales desde 2019, ha informado el alcalde, José Luis Martínez Almeida, mientras que el uso de Metro se ha incrementado un 8 % y el tráfico rodado ha disminuido un 16 %, según la Consejería de Transportes.
También se verá afectado el centro de la capital a lo largo de esta tarde por la convocatoria a las 20:00 horas en la plaza de Tirso de Molina y en Lavapiés, de protestas contra la cumbre de la OTAN, que no han sido autorizadas por la Delegación del Gobierno.
AGENTES EN CADA PUENTE O ACCESO
Al margen de los problemas de tráfico o movilidad -que no afectan en absoluto a gran parte de los barrios de la capital, sobre todo del sur-, la celebración de la cumbre de la OTAN se refleja principalmente en el ingente dispositivo de seguridad desplegado, con agentes de Policía y Guardia Civil en coche, moto, caballo, tanqueta, helicóptero e incluso el subsuelo.
Cada puente sobre las vías que conducen a Ifema Madrid -M-11, M-40 o Paseo de la Castellana- cuenta con un agente, igual que los accesos y salidas de estas carreteras y calles, donde permanecen vigilando el tránsito y preparados para cortar el tráfico en cualquier momento.
SIN COCHES NI CONTENEDORES
No sólo al tráfico afecta la cumbre, también a los vecinos y trabajadores próximos a Ifema, que durante esta semana no pueden aparcar sus vehículos en muchos metros a la redonda del epicentro de la reunión y que, si lo habían dejado, tendrán que ir a recuperarlo al depósito municipal después de que se lo haya llevado la grúa (sin multa, eso sí).
Otra medida de seguridad ha obligado a los trabajadores de las obras cercanas al recinto a llevarse los contenedores de escombros y enseres y a retirar de las calles todo el material necesario para realizar su trabajo.
TURISTAS
Mientras esto ocurre cerca de la reunión, el centro se prepara para la cena de esta noche en el Museo del Prado: agentes de la unidad de Subsuelo de la Policía Nacional revisan los 5 kilómetros de alcantarillas, túneles y galerías adyacentes para comprobar que no se hayan producido «intrusiones» o colocado «cargas explosivas», y algunos turistas despistados preguntan por la apertura del Museo.
Los visitantes «nacionales» sí sabían de la celebración de la cumbre pero muchos extranjeros no conocían que se iba a desarrollar el evento que, en todo caso, apenas les ha afectado para moverse por la ciudad. Si acaso, algún atasco al llegar desde el aeropuerto.