Almería, 8 oct (EFE).- En la residencia de ancianos de El Zapillo nadie podía imaginar que Mari Nieves Gamarra, a la que a veces encontraban «un poco triste», podía llegar a ser asesinada por su pareja cuando la veían bailar por Manolo Escobar.
Pedro Padilla es el director de este centro y, tras participar en un minuto de silencio en señal de repulsa del asesinato machista, ha contado a los medios que la noticia de la muerte cayó como «un jarro de agua fría» en la residencia.
«Yo particularmente llevo trabajando en la administración pública muchísimos años, siempre apoyando la igualdad, pero hasta el pasado sábado yo no lo entendía. Cuando el sábado llegaron las noticias fue cuando realmente, tanto yo como probablemente muchas de las personas que trabajamos aquí, entendimos la magnitud», ha dicho.
«Estamos absolutamente descolocados y estamos todavía digiriéndolo. Yo creo que van a pasar muchos días antes de que podamos procesar esto. Muchos días», ha añadido.
Mari Nieves formaba parte del servicio de limpieza y alojamiento, que se ocupa precisamente de dejar impoluta la residencia y de servir la comida a unos usuarios en el ocaso de su vida.
«Éste era su trabajo. Ella trabajaba poco, porque básicamente eran sustituciones lo que hacía, pero este era su trabajo. No tenía otra cosa la pobre mujer. Venía y echaba normalmente dos meses y medio al año, sobre todo en vacaciones», ha explicado Padilla.
«La última vez, antes de irse, una de las últimas cosas… Estuvo bailando con las compañeras, celebrando la Feria de Almería. Ayer estuve viendo el vídeo de nuevo. Estaba bailando por Manolo Escobar, rodeada de compañeras, y estuve ampliando el vídeo y se la veía un poco triste, pero sin embargo bailaba. Pero no podíamos comprender lo que pasaba en aquel momento», ha confesado.
El director asegura que en su centro de trabajo «se mostraba alegre», aunque «me dicen las compañeras que cuando se apartaba un poco, tal vez mostraba algo». «Me imagino que ahora es cuando estamos viendo, estamos entendiendo lo que pasaba», ha apostillado.
Padilla asegura que Mari Nieves, como el resto de sus compañeras del servicio de limpieza y alojamiento, interactúan «mucho» con los residentes, a los que «dan alegría».
«Por eso ese día estaban bailando, porque intentan que sea una fiesta, que es dinamizar. Se esfuerzan a estar siempre contentas para que las personas residentes estén tan bien animadas. Que no estén tristes siempre», ha concluido.