El 91,4 % de la población de origen extranjero que reside en la Comunidad se siente totalmente integrada en la sociedad madrileña, tal y como reflejan los datos del Barómetro de Inmigración en la Comunidad de Madrid 2018, que ha sido presentado hoy por la consejera de Políticas Sociales y Familia, Lola Moreno.
A 1 de enero de 2018 en la Comunidad de Madrid había 893.276 ciudadanos empadronados de origen extranjero, que representan el 13,4 % de la población total. Si a esta cifra se añaden las 357.788 personas nacionalizadas desde el año 2000, el resultado es que en la Comunidad de Madrid viven más de 1,2 millones de personas de origen extranjero, el 18,8 % de la población madrileña.
Por nacionalidades, la rumana es la más presente en la región, representando el 21,7 % del total de la población extranjera. Le siguen, a cierta distancia, la marroquí, que representa el 8,8 %, y la china, que ha crecido en los últimos años y que actualmente suma el 6,8 % del total de la población extranjera de la Comunidad de Madrid. Por último, las nacionalidades del continente americano representan el 34,4 % del total, siendo las más numerosas la colombiana y la ecuatoriana.
En cuanto a la valoración del clima de convivencia en el municipio o en el barrio, entre los españoles y los extranjeros, es muy positiva. El 94 % de los extranjeros y el 88 % de los españoles consideran que el clima de convivencia en su municipio o barrio es bueno, muy bueno o excelente. Así, el 81 % de los extranjeros afirman tener un amigo español y el 49 % de los españoles afirman tener un amigo extranjero entre su grupo de amigos más cercano. Además, estas proporciones han aumentado de forma considerable desde el último barómetro. En solo dos años, han subido 6 puntos los extranjeros que tienen amigos españoles y más de 8 puntos los españoles que tienen amigos extranjeros.
En relación a los obstáculos a la hora de lograr una mejor integración en la sociedad madrileña, el 58 % de los extranjeros encuestados afirma haberse encontrado con alguno, porcentaje 4 puntos inferior a los del Barómetro de 2016. Entre dichos obstáculos, el principal es el idioma y las diferencias culturales (24,7 %).