Madrid, 20 abr (EFE).- Los presos también han dicho adiós a la mascarilla, que, sin embargo, será obligatoria para los funcionarios y demás empleados públicos penitenciarios y para todas las personas que accedan a las cárceles desde el exterior, incluidos los familiares y demás visitas de los reclusos.
Así consta en la comunicación que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha remitido a los directores de los centros penitenciarios dependientes de la Administración central -todos menos los de Cataluña y País Vasco, con competencias en Prisiones.
También será obligatorio el tapabocas para los internos cuando acudan a la enfermería del centro penitenciario a consulta médica, al hospital y en los medios de transporte durante las conducciones, según han indicado a Efe fuentes de Instituciones Penitenciarias este miércoles.
Mientras, se recomienda el uso de mascarilla a los presos durante la realización de actividades grupales en espacios cerrados con escasa ventilación.
En caso de brote de la covid-19 en un módulo residencial, los contactos estrechos deben extremar las medidas higiénicas y debe usar los tapabocas siempre en sus contactos con otros internos y personal, además de evitar el contacto con personas vulnerables, subraya la comunicación.
La obligación del uso de mascarilla no será exigible a los reclusos que presenten algún tipo de enfermedad o dificultad respiratoria que pueda verse agravada por el uso de la misma a criterio de los facultativos.
