La Habana, 19 abr (EFE).- Miguel Díaz-Canel, designado este miércoles presidente de Cuba para un segundo mandato, ha buscado en sus primeros cinco años al frente de la isla un difícil equilibrio entre la legitimidad de la continuidad política y la urgente necesidad de reformas, en primer lugar económicas.
Díaz-Canel, primer secretario del comité central del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal) y primer líder cubano tras las seis décadas en el poder de los hermanos Castro, Fidel y Raúl, ha enfrentado una profunda crisis polifacética que ha marcado su mandato.
Al ser designado prometió ser «fiel al legado» de la revolución y prometió «trabajo» para lograr «nuevas victorias», que le han sido esquivas por la combinación de las consecuencias de la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y los errores en la política económica y monetaria interna.
De hecho, el propio Díaz-Canel aseguró en diciembre pasado que sentía una «enorme insatisfacción» por «no haber sido capaz» de conseguir los resultados «que necesita el pueblo» al hacer un repaso de la situación del país, atravesado por un «huracán de carencias y dificultades» y «colosales desafíos».
Desde hace más de dos años la ciudadanía cubana sufre un grave desabastecimiento de productos básicos -alimentos, medicinas y carburantes-, una inflación desatada -que ha doblado en 24 meses el costo de la canasta básica en el mercado formal-, extensos apagones diarios y una migración masiva sin precedentes.
Entre los logros de su mandato se destaca la apuesta por una respuesta cubana a la pandemia, con el desarrollo nacional de tres vacunas contra la covid-19, con las que se ha inmunizado en una campaña masiva a más del 90 % de la población.
Durante su primer mandato se permitió la conexión a internet por datos móviles, aunque ese acceso se ha visto limitado en los últimos tiempos por el despegue de la demanda, que llega ya a 7 de los 11 millones de cubanos.
Díaz-Canel también esgrime en su haber la aprobación de la nueva constitución, de 2019, que ha conllevado el desarrollo de 120 normas jurídicas de rango superior, y del Código de las Familias de 2022 en referendo, texto que permite a parejas del mismo sexo el matrimonio y la adopción.
Asimismo se han aprobado en los últimos años algunas reformas económicas, como la autorización de las pequeñas empresas privadas -prohibidas desde 1968- y que suman ya más de 7.000.
La más polémica de sus decisiones fue dar «la orden de combate» a los «revolucionarios» para afrontar las manifestaciones antigubernamentales de julio de 2021, las mayores en décadas, donde protestaron miles de cubanos de forma espontánea y eminentemente pacífica.
Las autoridades reprimieron policialmente las marchas y sentenciaron a penas de cárcel de hasta 30 años a cerca de 700 personas, entre ellas algunos opositores históricos y muchos ciudadanos anónimos sin vínculos con la disidencia y demandas esencialmente económicas.
También ha sido criticada, desde la ciudadanía y el propio Gobierno la llamada Tarea Ordenamiento, una ambiciosa reforma económica que trataba de acabar con la dualidad monetaria (peso y dólar), que ha fracasado en este objetivo y ha atizado además la inflación en la isla.
En estos cinco años se han producido varios desastres, como el huracán Ian, el accidente aéreo de 2018 (112 muertes), el tornado de La Habana en 2019, la explosión del hotel Saratoga (47 muertes) y el incendio de los depósitos de combustible de Matanzas (17 muertes), cuya gestión ha suscitado preguntas.
Entre los retos de este segundo mandato están el control de la inflación, la lucha contra la escasez, la crisis energética, la fuga migratoria y las relaciones con Estados Unidos, que han mejorado ligeramente en los últimos meses, pero sin avances significativos.
ASCENSO DESDE LAS BASES
Nacido en Villa Clara (Santa Clara, Cuba) el 20 de abril de 1960 —un año después del triunfo de la Revolución—, Díaz-Canel se licenció como ingeniero electrónico en 1982.
Tras su paso por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), ejerció como profesor en la Universidad Central de Las Villas, donde ingresó en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), cantera del PCC.
En 1991 entró en el comité central del PCC y dos años más tarde asumió la dirección de esta organización en Villa Clara, donde fue elevado a secretario provincial de Santa Clara (centro) entre 1994 y 2003.
Entonces accedió al Buró Político del PCC, su principal órgano de gobierno; fue elegido diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) y fue nombrado secretario provincial de Holguín (oriente) hasta 2009.
A continuación saltó al Gobierno estatal, al ser nombrado por el entonces presidente del país, Raúl Castro, como ministro de Educación Superior.
En 2012, Castro le nombró vicepresidente del Consejo de Ministros, y un año más tarde, tras las elecciones parlamentarias, fue designado primer vicepresidente del Consejo de Estado. Se consolidó así como número dos del Gobierno raulista.
A partir de ese momento comenzó a cobrar visibilidad pública dentro y fuera del país, preparándose para su salto a la presidencia del país.
Díaz-Canel está casado en segundas nupcias con Lis Cuesta, profesora universitaria. En su primer matrimonio, con Martha Villanueva, tuvo dos hijos.
El presidente tiene ascendencia española: su bisabuelo, originario de Castropol (Asturias, España), emigró a Cuba a mediados del siglo XIX y regentó en La Habana una fábrica de muebles.