Tudela (Navarra), 3 jun.- Desde que fuera descubierta en redes sociales hace solo cuatro años por el cineasta David Victori, la vida de Milena Smit ha transcurrido a toda velocidad y ha recorrido un trayecto frenético encadenando proyectos sin parar -Pedro Almodóvar incluido- que vinieron acompañados de una fuerte ansiedad, con la que ha tenido que lidiar desde entonces.
Así lo confiesa la actriz en una entrevista con Efe, ahora ya más relajada, tras la vorágine de un 2021 que coincidió con la promoción de “Madres paralelas”, la película de Almodóvar que protagonizó junto a Penélope Cruz: “Ahora estoy mejor, este año estoy más tranquila”, reflexiona.
Smit (Elche, 1996) acaba de terminar un rodaje de seis meses de “La chica de nieve”, la adaptación de Netflix de la novela superventas de Javier Castillo, y esta semana ha presentado en el festival “Lo que viene” de Tudela (Navarra) la película “Libélulas”, ópera prima de Luc Knowles.
La cinta, que se estrenará en cines en septiembre, ya fue exhibida en el Festival de Málaga y logró los premios Zonazine a las mejores actrices («ex aequo» con su compañera Olivia Baglivi) y el premio del público. En ella Smit es Álex, una joven nacida en la periferia de una gran ciudad que intenta sobrevivir a un entorno cargado de desesperanza.
¿Le persiguen los papeles de mujeres complicadas e inestables? “A mí me encantan. Los disfruto y aprendo muchísimo», confiesa la actriz, que en el camino ha encontrado su clave para actuar: “Ver de dónde viene el personaje, qué es lo que le ha pasado hasta el momento en el que lo vemos en acción en la pantalla. Eso es lo que más interesante me resulta”, cuenta.
En sus dos décadas y media, a Milena Smit le ha cambiado dos veces la vida. La primera, cuando David Victori vio el Instagram de aquella joven recepcionista de hotel y le ofreció hacer el cásting para interpretar a Mila, la protagonista de “No matarás”, papel por el que fue nominada al Goya a la mejor actriz revelación.
“Jamás me había planteado «me gustaría ser actriz». No había esa vocación tampoco en mi mente. Ni yo misma sabía que había un espacio dentro de mí ni un talento en este ámbito. Es verdad que yo luego he trabajado muy duro para formarme y desarrollarme como profesional, pero gracias a esta película se me abrió una puerta y me impulsó a hacer cástings y que me pudieran ver para «Madres paralelas»”, recuerda.
Y ahí, nada más estrenar la cinta que rodó con Mario Casas, comenzó a sonar su nombre como la nueva chica Almodóvar, su segundo cambio de vida. “Ensayaba los guiones mientras rodaba “Alma”, luego vino la nominación al Goya, terminé de rodar y empecé “Madres paralelas”, acabé y seguí con “Libélulas”, luego empecé la serie “Tin & Tina” y ahí me puse mala, con una ansiedad muy fuerte y vértigos, por todo lo que estaba pasando”, confiesa la actriz, que suena exhausta, solo de recordarlo.
La época más dura fue la promoción de “Madres paralelas”. “El equipo, Pedro y Penélope me arropaban un montón porque yo estaba muy frágil y muy débil a nivel emocional en ese momento por todo lo que estaba pasando en mi vida”, explica la actriz.
“Me hubiera encantado poder estar más presente a nivel emocional, más entera y más fuerte, sin depender tanto de esa ansiedad por toda la vorágine de cosas que estaban sucediendo, y poder haberlo disfrutado mucho más de una forma lúcida y sin esa presión”, añade.
Hoy Milena Smit sabe más que nunca que tiene que cuidarse. “A base de todo lo que ha ido sucediendo he empezado a entender cómo yo me tengo que cuidar, cómo me tengo que tomar las cosas. Mi equipo hace un esfuerzo increíble para que yo no esté sobresaturada y también voy muchísimo a terapia. Los que nos dedicamos a esto no podemos permitirnos no ir porque es algo imprescindible, al menos para mí”, confiesa.
UN CONSEJERO LLAMADO PEDRO ALMODÓVAR
El papel de Ana en “Madres paralelas” le trajo a Smit no solo la fama internacional y otra nominación al Goya a la mejor actriz de reparto. Le dejó una amistad con el cineasta manchego, que a día de hoy conserva, pues él es uno de sus consejeros.
“Nos vemos cada dos o tres semanas, cada vez que podemos. Para mí es una de las personas más sabias que conozco, le cuento todo y me gusta mucho escuchar sus consejos porque es una de las personas con más talento de nuestro país y a nivel internacional. Tiene un cerebro y un corazón de oro y sé que todo lo que me va a decir es siempre queriendo lo mejor para mí”, cuenta. Así, le cuenta sus proyectos y él le dice “me encanta o ten cuidado con esto” y “eso me hace sentir protegida”, añade.
Con él ha descubierto el tipo de actriz que quiere ser: “Alguien que elija sus proyectos, que cuente historias que le apasionen y que me supongan un reto como actriz y a nivel personal”. “En nuestra profesión podemos ponernos como altavoces y dar voz a muchos temas muy importantes y de momento esto es lo que ahora me motiva”, sentencia Smit.
Paula Escalada Medrano