Moscú, 31 may (EFE).- Moldavia, sede el jueves de la segunda cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE), se ha convertido en campo de batalla entre la Unión Europea y Rusia, que se disputan el control del país que comparte frontera con Ucrania y tiene estrechos vínculos culturales con Rumanía.
«La mejor forma de fortalecer la democracia y la libertad en Moldavia es la entrada en la UE», dijo Maia Sandu, presidenta moldava, durante un reciente y multitudinario mitin en Chisinau, capital de la antigua república soviética.
Moldavia, antaño considerado el país más pobre del continente, está dividida en dos. Una mitad aspira al ingreso en la UE y la otra aboga por conservar los lazos políticos y comerciales con el Kremlin.
En el medio se encuentran los emigrantes, en torno a la mitad de la población, que trabaja en Rusia, Ucrania y en varios países del sur de Europa.
EUROPEÍSMO EN VENA
Sandu asumió el poder a finales de 2020 con una agenda claramente europeísta tras cuatro años de Gobierno del socialista Ígor Dodon, gran admirador del líder ruso, Vladímir Putin.
Además de tener experiencia en el Banco Mundial, esta economista con experiencia laboral en EE. UU. es políglota, lo que la convierte en el perfecto interlocutor para Bruselas.
En un intento de borrar la mancha de la corrupción que acompañaba a los liberales moldavos, introdujo valientes reformas judiciales y atacó sin piedad a los oligarcas, la gran lacra de los países del espacio postsoviético.
A su vez, redujo la dependencia energética del gigante del norte, denunció acuerdos con la postsoviética Comunidad de Estados Independientes (CEI), impidió la visita de altos funcionarios del Kremlin y prohibió la emisión de la televisión rusa.
En los últimos tiempos se han sucedido las visitas a Moldavia de funcionarios comunitarios y dirigentes europeos -incluido Hungría-, que han mostrado su pleno apoyo a las aspiraciones europeístas de Chisinau.
Como resultado, Moldavia dejó atrás a Georgia y recibió junto a Ucrania el estatus de candidato al ingreso, aspiración que el Parlamento acuñó como «irreversible» en una reciente resolución, y la UE aprobó este mes una misión civil contra la amenaza híbrida rusa.
RUSIA, ENEMIGO A LAS PUERTAS
Las relaciones entre Moldavia y Rusia han sido tensas desde la caída de la URSS. El Ejército ruso apoyó a Transnistria en su guerra separatista con Moldavia (1990-92). Pero la llegada al poder de Sandu ha disparado de nuevo todas las alarmas.
«Las relaciones son extremadamente tensas», reconoció Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, quien ha pedido «cautela» a Moldavia.
Moldavia llegó a temer que su territorio se convirtiera en el «segundo frente» del Ejército ruso si éste tomaba la costa ucraniana en el mar Negro (Odesa), con la excusa de proteger a los transnistrios.
Al respecto, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, aseguró que Occidente busca convertir Moldavia en la «siguiente Ucrania» y acusó a Sandu de estar «ansiosa» por ingresar en la OTAN.
Sandu declaró el estado de emergencia nada más iniciarse la intervención militar rusa en la vecina Ucrania, de donde recibió a cientos de miles de refugiados.
Putin apoyó abiertamente a Dodon en las elecciones de 2020 y condenó su posterior arresto domiciliario. A su vez, respaldó al partido prorruso Shor, cuyo líder, el oligarca exiliado en Israel Ilon Shor, ha sido condenado a 15 años de cárcel y privado del acta de diputado.
En respuesta, Sandu inició un proceso de ilegalización de Shor, aunque uno de sus líderes ganó recientemente las elecciones en la autonomía de Gagauzia, otro bastión prorruso en territorio moldavo.
UCRANIA, LA GRAN OPORTUNIDAD
Desde el principio de la campaña militar rusa, Sandu lo tuvo claro. Antes de que los líderes occidentales se atrevieran a viajar a Kiev, ella se reunió en la capital ucraniana con el presidente Volodímir Zelenski.
«Tenemos que detener a Rusia y ayudar a Ucrania a ganar la guerra, de lo contrario, todos estaremos en peligro», proclamó.
La pasada semana prorrogó el estado de emergencia por otros 60 días ante el riesgo de nuevas violaciones del espacio aéreo, en alusión al impacto de misiles rusos en territorio moldavo.
Hace unos días Sandu incluso admitió que si Putin pisara territorio moldavo, algo que ha hecho sólo dos veces en el último cuarto de siglo, sería detenido en cumplimiento con la orden de arresto ordenada por la Corte Penal Internacional.
Como premio por sus credenciales europeístas, Chisinau fue elegida sede de la cumbre de la Comunidad Política Europea, que congregará este jueves a casi medio centenar de líderes europeos.