Roma, 6 feb (EFE).- El barco humanitario Sea Eye 4 viaja este lunes hacia el puerto de Nápoles (sur) con 105 migrantes y dos cadáveres a bordo, tras la muerte de una de las personas rescatadas en el Mediterráneo Central y que había sido evacuada de la nave alemana en las últimas horas por su grave estado de salud.
«Después de que la tripulación del Sea Eye 4 ya tuviera que rescatar (los cadáveres de) dos personas fallecidas durante la primera operación la noche del jueves al viernes, el número de muertos se eleva ahora a tres», indicó la ONG alemana Sea Eye en un comunicado.
El estado de dos recatados en la primera operación «se deterioró tanto que ambos tuvieron que ser evacuados del barco. Una de las dos personas falleció en el hospital, según informaron las autoridades a Sye», añadió.
La nave se dirige a Napóles (sur), donde se espera que llegue en las próximas horas después de que las autoridades italianas aceptaran su petición de cambiar a un puerto más cercano, tras asignarles inicialmente el de Pesaro, en la costa adriática, a unos cinco días de navegación, confirmaron a EFE fuentes de la ONG.
Sea Eye había indicado que su equipo médico estaba «al límite» tras los dos rescates, en particular el último, cuando el barco no llegó a tiempo para salvar la vida de dos personas, una de ellas madre de un recién nacido.
«Esta vez llegamos demasiado tarde para dos personas. Estuvieron seis días a merced del brutal régimen fronterizo europeo. Es imperdonable», indicó este viernes la organización en un comunicado en el que explicó que los migrantes llevaban más de seis días navegando por el Mediterráneo.
La tripulación de Sea-Eye rescató primero a treinta personas en un bote y luego a 77 que viajaban en otra embarcación, entre ellas una mujer embarazada.
El caso del Sea Eye 4 podría indicar un cambio de línea por parte de las autoridades italianas con respecto a la línea dura de enviar buques de ONG lo más lejos posible del teatro de operaciones de rescate.
El Consejo de Europa pidió el pasado jueves al Gobierno italiano que diera marcha atrás con su reciente decreto que restringe la labor de los barcos humanitarios que rescatan a migrantes en el Mediterráneo porque podía privarles de una «asistencia vital».
