Sevilla, 20 may (EFE).- El técnico chileno del Betis, Manuel Pellegrini, no se inmuta ni negocia, es riguroso hasta el paroxismo e interpreta con escuadra y cartabón que la cuarta clasificación europea consecutiva de su equipo lo coloca «quizás» en «una competición más ajustada a lo que es este plantel», la Liga Conferencia.
Pellegrini ha conseguido el logro inédito en el Betis de clasificarse para competición europea por cuarto año consecutivo, aunque el hecho de que haya sido para la Liga Conferencia en lugar de la Europa ha podido dejar un regusto agridulce en sectores exigentes del beticismo ajenos al cartesianismo del chileno y a la propia idiosincracia del club.
Tras la derrota ante la Real Sociedad (0-2), que dio a los vascos la sexta posición y dejó al Betis en la séptima, el chileno tiró de manual, casi el de trigonometría de la carrera, y valoró el logro de los suyos desde su asepsia analítica innegociable y una gestualidad adusta, tras ser vitoreado por la afición del Villamarín pese a la relativa decepción.
No obstante, el entrenador santiaguino desgranó circunstancias adversas del año, recordó las tres eliminaciones previas en la fase de grupos de la Liga Europa y consideró que, por ello, «quizás» la Conferencia sea una competición más acorde a los límites del plantel que dirige» y permitiría «llegar más lejos que en otras ocasiones».
«En Europa League, por tres veces, no hemos podido pasar de fase. Vamos a ver si podemos competir en la Conference y llegar más arriba que otros años en Europa», aseveró Pellegrini después de una «temporada atípica» a la que aún le falta el epílogo del próximo sábado ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
Eliminados por el Alavés en dieciseisavos de la Copa del Rey y por el Dinamo de Zágreb en la Liga Conferencia tras no pasar la fase de grupos de la Europa, el Betis se centró en la Liga y, finalmente, ha certificado su clasificación para la tercera competición europea tras luchar por la segunda con la Real Sociedad.
«Se valora (la clasificación) de la misma manera porque tuvimos una temporada atípica. Si miramos los equipos que están por arriba, todos tienen plantillas superiores», apuntó Pellegrini, quien recordó la «cantidad de lesiones importantes» y «frustraciones importantes» como la del día del Rangers escocés cuando quedaron apeados de la Liga Europa.
Tras una racha de cuatro derrotas consecutivas ante Atlético de Madrid, Villarreal, Rayo Vallecano y Girona, el Betis logró catorce de diecicocho puntos posibles antes de enfrentarse a la Real Sociedad, una remontada «con credibilidad y confianza: nunca se había hecho antes lo que hemos logrado», afirmó el chileno sobre el final de temporada de su equipo.
Un ejercicio marcado, como él mismo subrayó, por numerosas contingencias que han condicionado el rendimiento de los suyos, además de la confección de la plantilla y las listas para jugar en Europa, y las numerosas lesiones de efectivos importantes, aunque Pellegrini siempre ha apostado por los que están sin quejas estériles en su opinión.
Profesoral y pedagógico, el técnico de Santiago sí ha mantenido que «los objetivos deportivos van de la mano de la economía» y precisado en esta misma línea que quizás «los objetivos que se marcan son más altos que la realidad», aunque siempre pone lo que tiene a su disposición.
Aunque consideró que la salida del italo-brasileño Luiz Felipe Ramos rumbo al fútbol saudí era una irresponsabilidad, no le tembló el pulso a la hora de darle la camiseta de titular a quien había llegado como tercer central y que tenía ficha del filial, el marroquí Chadi Riad, a la postre una de las revelaciones de la temporada por la grave lesión en el tendón de Aquiles de Marc Bartra.
También se fueron el mexicano Andrés Guardado al Club León de México, Borja Iglesias, cedido al Bayer Leverkusen hasta final de temporada con una opción de compra, y el brasileño Luiz Henrique da Silva al Botafogo de su país, la espoleta que abrió un ilusionante mercado invernal en el que llegaron sobre la bocina el congoleño Cédrick Bakambú, el argentino Luis Ezequiel ‘Chimy’ Ávila y Pablo Fornals.
Antes, ya se habían incorporado a la disciplina bética el central griego Sokratis Papastathopoulos, el pasado noviembre por la lesión de larga duración de Marc Bartra; y mediocentro internacional estadounidense Johnny Cardoso, procedente del Internacional de Porto Alegre brasileño.
Además de Bartra, en el dique seco la casi totalidad de la temporada, el Betis ha sufrido un rosario de lesiones que han marcado el año, como las de Chimy Ávila y Bakambu, la de Ayoze Pérez, la del portugués William Carvalho, las constantes del senegalés Youssouf Sabaly y el chileno Claudio Bravo, y la lenta entrada en el equipo de Nabil Fekir tras su gravísima lesión de rodilla.
Otras más han jalonado el año, aunque las que le pusieron colofón fueron las de los argentinos Germán Pezzella y Guido Rodríguez y, sobre todas ellas, la fractura de peroné de Isco Alarcón, la gran apuesta de Pellegrini en un año que, pese a todo, calificó de «elogiable» .