Carmen Martín
Madrid, 1 may (EFE).- La preocupación por el medioambiente sumada a la acción contaminante de la industria textil, la segunda más fuerte del mundo, ha hecho que la sociedad tome conciencia y compre ropa de segunda mano que «en 2030 duplicará a la moda rápida», según el informe «Consumer Trends 2022».
«¿Por qué comprar algo nuevo cuando hay alguien que tiene en su armario lo que estás buscando?» reflexiona Candela Fornieles (Psicóloga, 21 años), quien asegura que muchos jóvenes como ella que perteneciente a la generación Z apuestan por piezas de segunda mano por dos motivos: «poco dinero y sensibilidad con el medio ambiente».
Hay tiendas que venden al peso, «lo que significa que los jóvenes que vamos muy justos de pasta podemos actualizar el armario con seis u ocho prendas sin arruinarnos», añade Fornieles.
Alargar la vida de las prendas, más allá de ser una tendencia, es una fórmula para practicar la sostenibilidad y apostar por una economía circular, «además de poder tener piezas únicas en el armario, a veces mucho más duraderas que las que compramos en tiendas de moda rápida», señala María Muñoz, modelo y experta en comunicación de moda.
Las prendas de segunda mano son mucho más económicas y más atractivas para los jóvenes. «Cada vez más gente se suma a este movimiento, sobre todo en accesorios como bolsos o gafas de sol», cuenta Muñoz.
«Me parece una forma de diferenciarnos del resto, es un estilo más personal», añade la modelo quien asegura que buscar piezas de segunda mano a veces es como encontrar «pequeños tesoros de otras épocas que son únicos».
Desde hace tiempo María Muñoz prefiere escoger su vestuario en tiendas de segunda mano, «para no ir vestida completamente igual a los catálogos de las tiendas, pero también por sensibilidad con el medio ambiente».
La industria de la moda, la segunda más contaminante por detrás de la petrolera, arroja datos tan alarmantes como que se gastan 13.000 litros de agua para cultivar, procesar y teñir un kilo de algodón con el que se confeccionan tan solo cinco camisetas.
Según la ONU, el sector representa aproximadamente el 10 por ciento de las emisiones globales de carbono y casi el 20 por ciento de las aguas residuales.
La fibra de poliéster tarda 200 años en descomponerse y la producción de algodón acapara el 24 por ciento de los insecticidas utilizados en el mundo», añade Paloma G. López, CEO Fundadora de «The Circular Project», un proyecto integral de moda sostenible.
Y lo que es peor, todo este deterioro para que al final el ochenta por ciento de la ropa que se consume acabe en el vertedero, cifras que producen escalofríos, «la sostenibilidad ha llegado para quedarse», apunta G. López
Datos que han hecho que la sociedad tome conciencia y apueste por un consumo de ropa responsable. Así lo refleja el boom de plataformas de venta de ropa de segunda mano como Vinted, que en 2022 llegó a 800 millones de usuarios registrados a nivel global o la española Micolet, que se asienta en Portugal, Francia, Italia, Bélgica, Alemania y Polonia y vende 150.000 prendas al mes.
«Comprar prendas de segunda mano se ha convertido en la primera opción para uno de cada cinco miembros de nuestra comunidad», señala la plataforma Vinted en su web, en la que se detalla que «mas de uno de cada tres transacciones evitaron la compra de un artículo nuevo».
«Cada año más de dos millones de donantes depositan su ropa usada en nuestros contenedores y más de un millón de personas compran en nuestras tiendas de segunda mano», explica en su web Humana Fundación que promueve desde 1987 la protección del medio ambiente a través de la reutilización de textil.
La moda de segunda mano duplicará a la moda rápida en 2030. Así lo establece el informe «Consumer Trends 2022» elaborado por Samy Alliance, compañía de servicios integrales de marketing y comunicación.
Según este informe, la generación Z tiene muy en cuenta los estándares éticos de las marcas antes de invertir. En concreto, el 62 por ciento de ellos aseguran estar más dispuestos a gastar en marcas sostenibles.
El estudio también pone en relieve que el 43 por ciento de los usuarios prefiere invertir en prendas de mayor calidad para garantizar que les pueden sacar rentabilidad a largo plazo.