Protestas, crisis de vivienda y moción de censura, los retos de los socialistas lusos

Imagen de Archivo del primer ministro, António Costa.
EFE/EPA/TIAGO PETINGA

Lisboa, 15 sep (EFE).- Protestas de profesores y sanitarios, el presupuesto, una crisis inmobiliaria y una moción de censura, todo bajo la atenta mirada del presidente conservador, son los grandes frentes abiertos del Partido Socialista (PS) de Portugal, que gobierna con mayoría absoluta, en el comienzo del año parlamentario.

El primer ministro, António Costa, deberá además solventar en estos meses la tensión que vive con el jefe de Estado, Marcelo Rebelo de Sousa, tras múltiples escándalos en su gabinete, y superar el primer examen en las urnas a su partido tras obtener la mayoría absoluta en enero de 2022 con las elecciones europeas, previstas para junio de 2024.

«El principal desafío va a ser el presupuesto, claro, y eventuales dinámicas de movimientos sociales. No es previsible a corto plazo ninguna perturbación para el Partido Socialista», explicó a EFE el politólogo António Costa Pinto, quien no descarta nuevas crisis dentro del partido y reconoce que está «en el aire» si el primer ministro opta o no por una remodelación de su equipo estos meses.

PROTESTAS, MOCIONES DE CENSURA Y VOTACIONES

Antes del inicio este viernes del curso legislativo, los sindicatos de funcionarios de Educación y Sanidad han iniciado huelgas y protestas por mejores salarios y condiciones laborales, como ya hicieron durante los meses anteriores en un pulso con el Gobierno que no tiene perspectivas de finalizar.

Además, los socialistas se estrenarán con la votación, de nuevo, de su mayor plan de vivienda para afrontar la crisis inmobiliaria, que incluye medidas como el alquiler forzoso de ciertos inmuebles desocupados o la limitación de los apartamentos turísticos, y que recibió el veto presidencial en agosto.

«No es fácil ver de dónde vendrá la prometida oferta de vivienda con eficacia y rapidez», alegó en su día el jefe de Estado, Marcelo Rebelo de Sousa, tras anunciar su decisión.

En esta ocasión, los socialistas han anunciado que usarán su mayoría absoluta para sacar adelante «tal como está» el proyecto debido a la «urgencia de la crisis de vivienda».

En paralelo y, aunque tenga pocas consecuencias políticas, el Ejecutivo tampoco puede ignorar la moción de censura anunciada por el partido de ultraderecha Chega prevista para este viernes, que poco puede hacer contra la mayoría absoluta de los socialistas.

CUANDO EL ENEMIGO ES UNO MISMO

Con una crisis política que comenzó en el inicio de su tercera legislatura, cuando cayeron más de una docena de secretarios de Estado y ministros por polémicas sobre la gestión de la aerolínea de capital estatal TAP, la gestión del Sistema Nacional de Salud o investigaciones judiciales, António Costa intentará volver a la estabilidad.

Los escándalos en el gabinete socialista provocaron además la mayor crisis en la relación entre el primer ministro y el presidente, que se enfrentaron públicamente por la permanencia en el Gobierno del titular de Infraestructuras, João Galamba, y que han dificultado las relaciones entre ambos líderes.

«Las relaciones entre el primer ministro y el presidente se deterioraron. Por lo tanto, tenemos hoy a un presidente de la República más vigilante en relación al Gobierno», añadió Costa Pinto, que aseguró que la relación entre ambos no tendrá consecuencias negativas en la política.

Va más allá André Azevedo Alves, profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Católica de Lisboa, quien ve una «gran tensión» entre ambos desde el «caso Galamba».

En alusión a la información divulgada por la prensa lusa sobre el último Consejo de Estado, en el que supuestamente Costa apenas habló, Azevedo cree que «ese silencio debe ser interpretado en el contexto de esta tensión entre los dos».

No ve negativa una mayor exigencia por parte del presidente con el Ejecutivo, que considera que ha caído en una «irresponsabilidad» con la mayoría absoluta al no depender de la oposición para gobernar.

«La estabilidad generó, quizás, un efecto de irresponsabilidad. Y, por otro lado, creo que también hay rivalidades en el Partido Socialista por la sucesión de António Costa» si al final decide irse con las elecciones europeas, anticipó.

Sin embargo, nadie puede confirmar una eventual salida de Costa en mitad de la legislatura, ya que el líder socialista ha asegurado en repetidas ocasiones que no se marchará de Portugal «si pone en peligro la estabilidad en Portugal».

Carlota Ciudad