En marzo de 2020, recién anunciado el estado de alarma por el covid-19, el cineasta de origen argentino Lucas Figueroa decidió salir a las calles de Madrid para rodar las imágenes inéditas de la ciudad vacía, con la voluntad de dejar un registro en alta calidad para la «memoria histórica» de España.
El resultado, que llegará el próximo viernes a las salas de cine, es «Renaceres», un documental que combina esa imágenes casi fantasmagóricas de la Plaza Mayor, Cibeles, el aeropuerto de Barajas o el parque de atracciones, con la lectura de poemas, en su mayor parte compuestos por el propio Figueroa y recitadas por las voces de Imanol Arias, Alejandro Sanz, Pedro Casablanc, Ester Expósito, José Sacristán y Blanca Portillo.
El rodaje acabó prolongándose nueve meses. De las calles, Figueroa pasó a los cines y teatros vacíos, al metro, después a los colegios, una residencia de ancianos, pequeños comercios y grandes centros comerciales, una granja avícola, un matadero, un vertedero, una planta de reciclaje, un bosque, testigos silenciosos de la huella depredadora del ser humano.
«El discurso se armó a medida que íbamos rodando», explica a Efe el director. «La idea era ver cuales eran las actividades que seguían en marcha mientras la ciudad estaba vacía y un lugar nos fue llevando a otro».
Figueroa, cuyo corto «Porque hay cosas que nunca se olvidan» (2008) entró en el Guinness de los Récords como el más premiado de la historia, insiste en que no hay un mensaje que pretenda dar, es «un discurso poético de imágenes» que admite múltiples lecturas.
«Vivimos en una rueda de la que no nos podemos bajar, cada uno va en su propia montaña de sus sueños y es complicado bajarse», señala, «pero este freno forzoso nos hizo ir a lo verdaderamente importante, somos bichos conviviendo con otros bichos, algo tan básico que no nos damos la oportunidad de pensar».
Las imágenes, rodadas en 8K, formarán parte también de un proyecto expositivo que aún está en fase de elaboración y que contará con la colaboración de una treintena de artistas prestando sus voces.
«Se trata de poner poesía sobre la imagen de la ciudad vacía, que cada plano sea un cuadro viviente e instalarlo en el mismo lugar donde se rodó», explica Figueroa, una vuelta de tuerca más a este recorrido a través de la naturaleza y la interacción del ser humano con su entorno y con los demás.
Fuente: © EFE 2020.