Renaturalización y ejes verdes: la senda urbana sostenible contra el hormigón

El Ayuntamiento de Gijón ha trabajado a lo largo del mandato en torno al proyecto de renaturalización y recuperación ambiental del río Piles (en la imagen). EFE/ J.L.Cereijido

Madrid, 10 may (EFE).- Desde la restauración de ríos hasta el impulso de ejes verdes y bosques urbanos son algunas de las medidas desplegadas por las ciudades para recuperar la flora y la fauna de espacios tradicionalmente naturales, conquistados por el hormigón típico de un urbanismo de décadas anteriores no sostenible.

El Ayuntamiento de Gijón ha trabajado a lo largo del mandato en torno al proyecto de renaturalización y recuperación ambiental del río Piles (en la imagen). EFE/ J.L.Cereijido

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se empezaron a cerrar tramos de río que pasaban por las ciudades, unos se entubaban, otros se encajonaban… El objetivo no era otro que evitar entorpecer el rápido crecimiento urbanístico, ha explicado a Efe Santiago Martín Barajas, responsable de Agua en Ecologistas en Acción.

El Ayuntamiento de Gijón ha trabajado a lo largo del mandato en torno al proyecto de renaturalización y recuperación ambiental del río Piles (en la imagen). EFE/ J.L.Cereijido

Esta tendencia urbanística de hormigón puro y duro para aislar a los ríos empezó a revertirse a finales de la década de los ochenta, con el objetivo de regenerar los espacios fluviales y reintegrarlos de nuevo en la vida urbana, por su inmenso valor ecológico y social, con el ejemplo de Alemania, pionera en este tipo de proyectos, que curiosamente suelen salir más a la palestra en período electoral.

«Cuando restituyes un tramo urbano de un río ayudas a mejorar el medio ambiente pero también la calidad de vida de las personas que pasean y se mueven diariamente por sus alrededores», ha explicado el responsable de Ecologistas en Acción, una organización que está siendo motor en la renaturalización de ríos urbanos en el país con la elaboración de multitud de propuestas.

En Madrid, el Manzanares ha pasado de ser un río maloliente a corredor ecológico con un gran parque en sus inmediaciones, cobijo de decenas de especies de peces, arboles o aves, ha explicado Martín Barajas.

Entre las propuestas de su organización destacan además el río Oro de Melilla, ya en obras, y el Francolí (Tarragona), cuyo proyecto de renaturalización está ya aprobado, y también el del Piles, en Gijón (Asturias), que recibirá 2,8 millones de euros de fondos europeos entre otros, para paliar los problemas de contaminación de sus aguas.

También, se han presentado proyectos para el Guadalmedina (Málaga); el Tamarguillo (Sevilla); el Genil (Granada); Vinalopó, en Elche (Alicante); el tramo bajo del Manzanares en Getafe (Madrid); el Isuela en Huesca o el Zapardiel en Medina de Campo (Valladolid).

La Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) ha recibido, en la convocatoria de 2022, más de medio centenar de propuestas de ayuda de municipios pendientes de resolución, con un importe total de 62 millones de euros, para ese tipo de proyectos.

En 2021 el Gobierno aprobó la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas, para identificar y recuperar ecosistemas dañados y conectarlos entre sí.

A nivel de europeo, la estrategia sobre biodiversidad para 2030 de reintegración de la naturaleza en la vida cotidiana, insta a las ciudades con al menos 20.000 habitantes, a elaborar planes de ecologización (bosques urbanos, jardines accesibles ricos en biodiversidad, granjas urbanas, calles arboladas, etc).

La ley europea de restauración de la naturaleza, pionera al establecer explicitamente objetivos de restauración de ecosistemas, incluye metas ambiciosas para reparar el patrimonio natural perdido.

Por territorios, además del Manzanares en Madrid, otra de las grandes acciones es la Estrategia “Madrid, Isla de Color”, en cuyo contexto se enmarcan los proyectos “Bosque Metropolitano”, de creación de un anillo verde de 75 km alrededor de la ciudad de Madrid, y “Barrios Productores”.

En Barcelona, en 2020, se aprobó una Declaración de Emergencia Climática, con una batería de actuaciones para aumentar las hectáreas verdes, desplegar supermanzanas (superillas) y ejes verdes y apostar por la movilidad sostenible y la transición energética.

El río Besòs, tras dejar atrás su etapa de «cloaca» de Barcelona se ha reconvertido en parque fluvial de referencia, y sus aguas, antaño tan contaminadas, ahora contribuyen a paliar la grave sequía mediante una planta potabilizadora que la Generalitat ha ampliado.

En el País Vasco, la recuperación de la ría de Bilbao, el proyecto de renaturalización más ambicioso, está a punto de culminar y los colectores y depuradoras del Alto Nervión, en Llodio y Amurrio (Álava) entrarán en funcionamiento previsiblemente en 2024; la depuradora de Galindo (Sestao) trata el 90 % de las aguas que se vierten a la ría bilbaína y ya se pueden pescar lubinas y doradas.

En Valencia está proyectado un nuevo corredor verde, la iniciativa más ambiciosa en este ámbito desde hace más de cuarenta años, cuando se recuperó el Jardín del Turia. La propuesta incluye diversidad de paisajes que reproducen masas forestales, espacios agrícolas, zonas verdes vinculadas al agua y vías rápidas que conectarán, en quince minutos, de forma peatonal o con movilidad sostenible barrios y pueblos de la zona sur con la futura estación central.

En la región de Murcia, los planes se centran en el entorno rural salvo algunas intervenciones en tramos urbanos de ríos; destacan la renaturalización de ramblas en el entorno del Mar Menor y en espacios de La Manga (como la Caleta del Estacio).

En la comarca de Pamplona se ha recuperado el Parque Fluvial del Arga, con más de 35 kilómetros de recorrido en sus orillas, y Navarra lidera el proyecto LIFE Kantauribai para conservación de especies y hábitats vinculados al ecosistema de ríos y afluentes que desembocan en el Golfo de Bizkaia.

Por otra parte, el Gobierno de Cantabria restaurará con fondos europeos la antigua cantera de Cuchía (Miengo), para regenerar la flora y fauna silvestre alóctona; en Escalante o el entorno de la playa de Cerrias (Piélagos) hay viviendas con sentencia judicial de derribo paso previo a renaturalizar el área, como ocurrió en el Alto del Cuco (Piélagos).