Rusia y China responden a la OTAN con mayores maniobras navales desde la caída de la URSS

El presidente ruso, Vladimir Putin, EFE/EPA/ALEXANDER KAZAKOV / SPUTNIK / KREMLIN POOL CRÉDITO OBLIGATORIO

Moscú, 10 sep (EFE).- Rusia y China respondieron este martes a la presión de la OTAN con las maniobras navales 'Okean-2024', las mayores desde la caída de la Unión Soviética, según el jefe del Kremlin, Vladímir Putin.

«Efectuamos por primera vez en las últimas tres décadas unos ejercicios de esta magnitud en el mar», dijo Putin en un mensaje por vídeo a los participantes en los ejercicios.

Los juegos soviéticos 'Okean' (océano, en ruso), que fueron considerados en su momento los mayores de la historia, no se celebraban desde la llegada al poder en 1985 del último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov.

Precisamente, la OTAN comenzó el lunes en Alemania una serie de ejercicios militares, que en los próximos meses transcurrirán en algunos casos cerca de las fronteras de Rusia, lo que incluye a Finlandia, nuevo miembro de la Alianza, Eslovaquia o Letonia.

Buques rusos y chinos en el Pacífico

Putin, que ve en Pekín su principal aliado en su antagonismo con Occidente, precisó que en los juegos navales participa la Armada y la Aviación china con cuatro buques, tres de guerra y uno de suministro, y quince aviones.

En la fase activa de las maniobras, que rusos y chinos abrieron el martes en el mar de Japón, los militares desarrollarán misiones «lo más parecido posible a las misiones de combate» con el empleo de armamento de alta precisión.

«Rusia debe estar preparada para cualquier evolución de la situación. Nuestras Fuerzas Armadas garantizan una defensa fiable de la soberanía y los intereses nacionales de Rusia. (Rusia) Debe repeler cualquier posible agresión militar en cualquier dirección», proclamó el líder ruso.

En los 'Okean-2024', que se prolongarán hasta el próximo día 16 en los océanos Pacífico y Glaciar Ártico, y los mares Mediterráneo, Báltico y Caspio, participarán más de 400 buques, incluidos submarinos y navíos de apoyo, más de 120 aviones y más de 90.000 efectivos.

 

Estados Unidos, en la mirilla de Putin

A su vez, Putin, que mencionó en cinco ocasiones a Estados Unidos en un discurso de apenas cinco minutos, acusó a ese país de querer mantener «a cualquier precio» su hegemonía global tanto militar como política.

«Con ese fin, utilizando a Ucrania, busca infligir una derrota estratégica a nuestro país», afirmó.

Además, aseguró que con la excusa de la supuesta amenaza que representa Rusia y la necesidad de contener a China, «Estados Unidos y sus satélites incrementan su presencia militar cerca de las fronteras occidentales de Rusia, en el Ártico y en la región de Asia-Pacífico».

En cuanto a Asia-Pacífico, cargó contra Washington por «alterar el equilibrio de fuerzas» y destruir la arquitectura de seguridad de la región; planear el despliegue de misiles de corto y medio alcance, y, con ello, provocar, «prácticamente, una carrera armamentista ignorando la seguridad de sus aliados europeos y asiáticos».

Ataque masivo con drones cerca de Moscú

Mientras, un ataque masivo ucraniano con drones alcanzó el martes las afueras de Moscú, operación que sumada a la incursión fronteriza en la región de Kursk impiden, según el Kremlin, el comienzo de negociaciones de paz.

Según el Ministerio de Defensa, las defensas antiaéreas abatieron durante la madrugada hasta 20 drones enemigos sobre los cielos de la región de Moscú, incluido el barrio de Liubertsi, un suburbio de la capital.

Una mujer de 46 años murió y otras ocho personas resultaron heridas, de las que seis tuvieron que ser hospitalizadas, en el ataque contra un edificio de viviendas en la localidad de Rámenskoye, a unos 50 kilómetros de la capital, que causó notables destrozos y un incendio.

El ataque obligó a suspender las actividades en tres de los cuatro aeropuertos internacionales, incluido el de Zhukovski, donde las autoridades reconocen que fragmentos de un dron de ala fija cayeron en la pista.

En total, las baterías rusas derribaron 144 drones, la mitad, 72, sobre la región de Briansk, fronteriza con Ucrania y vecina de Kursk.

El Kremlin respondió a este ataque, que considera parte de una campaña terrorista, defendiendo la necesidad de continuar «la operación militar especial» con el fin de garantizar la seguridad de los rusos.

«No se pueden explicar de ningún modo los ataques nocturnos contra barrios residenciales. El régimen de Kiev sigue demostrando su esencia. Son el enemigo», aseguró Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en su rueda de prensa diaria.

Mientras, el exministro de Defensa y actual secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Serguéi Shoigú, afirmó en una entrevista con la televisión pública que no existe ninguna perspectiva de diálogo con Kiev hasta que las tropas ucranianas sean expulsadas de la región de Kursk.

«Hasta que no los echemos de nuestro territorio, nosotros, naturalmente, no vamos celebrar con ellos ninguna negociación con ellos. Nunca hemos negociado con terroristas y no vamos ahora a negociar», dijo.