Sánchez y Boric homenajean a Allende por el 50 aniversario de su discurso en la ONU

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, habla hoy con su similar de Chile, Gabriel Boric (i), durante un acto de homenaje al asesinado mandatario chileno Salvador Allende, en la sede del Instituto Cervantes en Nueva York (EE.UU). El presidente de Chile, Gabriel Boric, y el del gobierno español, Pedro Sánchez, participaron este miércoles en Nueva York en un homenaje por el 50 aniversario del histórico discurso ante la ONU del presidente chileno Salvador Allende, un año antes de ser asesinado en un golpe de estado. EFE/ Ángel Colmenares

Nueva York, 21 sep (EFE).- El presidente de Chile, Gabriel Boric, y el del gobierno español, Pedro Sánchez, participaron hoy en Nueva York en un homenaje por el 50 aniversario del histórico discurso ante la ONU del presidente chileno Salvador Allende, un año antes de ser asesinado en un golpe de estado.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, saluda hoy al ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares (2-i), tras su llegada a un acto de homenaje al asesinado mandatario chileno Salvador Allende, en la sede del Instituto Cervantes en Nueva York (EE.UU). El presidente de Chile, Gabriel Boric, y el del gobierno español, Pedro Sánchez, participaron este miércoles en Nueva York en un homenaje por el 50 aniversario del histórico discurso ante la ONU del presidente chileno Salvador Allende, un año antes de ser asesinado en un golpe de estado. EFE/ Ángel Colmenares

El homenaje tuvo lugar en el Instituto Cervantes de la Gran Manzana, con presencia además del presidente peruano Pedro Castillo y del conocido actor chileno Pedro Pascal (Narcos, The Mandalorian) que acudieron a escuchar a la tercera hija de Allende y hoy senadora, Isabel Allende, así como a la nieta Marcia Tambutti, presidenta del Directorio de la fundación con el nombre del homenajeado.

El acto comenzó con una retransmisión de fragmentos de aquel histórico discurso en el que denunció a las «fuerzas que operan en la penumbra, sin bandera, con armas poderosas, apostados en los más variados lugares de influencia», y donde pronunció alguna de sus emblemáticas frases como que «Existe el imperialismo porque existe el subdesarrollo, y existe el subdesarrollo porque existe el imperialismo».

Tras las imágenes, tomaron la palabra el escritor argentino-chileno Ariel Dorfman, que fue asesor cultural de Allende entre 1970 y 1973, año en que marchó al exilio por el golpe de estado para establecerse definitivamente en Estados Unidos.

A Dorfman le sucedió Isabel Allende Bussi, hoy senadora y prominente política del Partido Socialista chileno desde el regreso de la democracia, quien agradeció el acto en nombre de la familia, y tras ella subió al estrado un cuarteto juvenil de cuerda del humilde barrio santiaguino de La Pintana, que interpretó dos canciones.

A los jóvenes músicos -que «vienen a hacer lucir el nombre de Chile», dijo el presidente, y que le «llenan de orgullo», les sucedió el presidente del gobierno español

Pedro Sánchez, que está inmerso en una intensa semana de actividades políticas y diplomáticas en Nueva York con ocasión de la Asamblea General de la ONU, pronunció en el Cervantes uno de sus discursos más emotivos, en el que aludió incluso al buque Winnipeg, fletado por el poeta chileno Pablo Neruda para salvar a cientos de refugiados españoles en 1939 y llevarlos hasta el puerto de Valparaíso.

Sánchez hizo guiños ideológicos al izquierdista Boric evocando un paralelismo entre la época de Allende y la actual, donde detecta «una ofensiva de movimientos reaccionarios a escala mundial que viven de alimentar el miedo y la incertidumbre entre nuestras sociedades».

Según Sánchez, existen todavía, como entonces, «organizaciones globales ajenas a todo control (que) siguen condicionando debates y marcando el devenir de mercados que funcional de forma ineficiente», y ello es «corrosivo para la democracia: sospechar que la ciudadanía elige cada cuatro años a quien gobierna, pero no a quien realmente manda».

El acto terminó con la entrega de una copia de aquel discurso de Allende a Boric, Sánchez y a la propia Isabel, regalo del ministerio de Exteriores chileno y que fue entregado por la canciller chilena Antonia Urrejola.