Lucía Glez Vega

Madrid, 17 nov (EFE).- Un esquí de 2000 euros y un barco de 450 caballos. Esquivando las boyas alcanza velocidades de 100 kilómetros por hora. Sandra Botas es la primera española en clasificarse para un mundial de esquí náutico en slalom. Quedó décima. Su padre cerró su empresa de publicidad para construir dos lagos artificiales en Seseña. Una reforma en la que se utilizaron los restos de la obra de los túneles de la M-30.

En el slalom se utiliza un solo esquí. Los deportistas, arrastrados por un barco, deben esquivar un recorrido de seis boyas fijas a los lados en una línea central. La cuerda que les sostiene se acorta con cada recorrido bien realizado, y a medida que esta cuerda disminuye los esquiadores necesitan mayor impulso y esfuerzo. El atleta que rodea la mayor cantidad de boyas con la cuerda más corta gana.

«No hay muchos deportes que te den esa sensación de adrenalina tan espectacular. Es una mezcla entre técnica y fuerza mental muy grande. Cada entrenamiento son 15 minutos, si ves cómo lo hacemos y parece que no estamos haciendo nada, pero es un deporte muy explosivo y te deja K.O”, afirma Sandra Botas.

Es la primera esquiadora española en la historia en clasificarse para las finales de un Campeonato del Mundo de Esquí Náutico, logrando la décima posición. Además, igualó el récord de España que ella misma ostentaba al completar 2 boyas con 10,75 metros, un logro que la coloca en la segunda posición en el ránking absoluto europeo.

“Yo empecé por mi familia. Mis padres ya lo hacían, mi madre era una loca de este deporte. Mi hermana empezó con tres años y yo con dos. Ver a mis padres y toda la gente que iba por allí nos hizo mamarlo”, asegura.

Su padre, Ricardo Botas, dejó su empresa de publicidad y apostó por su “locura”: construir dos lagos que tuviesen las condiciones necesarias para practicar esquí náutico. Ahora Botaski es un centro de referencia mundial donde se han disputado torneos internacionales y donde la propia Sandra Botas entrena.

“Su idea era encontrar un sitio para construir un lago que fuera específico y perfecto para este deporte. Encontró un sitio cerca de Madrid (Seseña) al lado de una gravera, solo tenían que restaurarlo. Mi padre no dudó y empezó a hacer con el proyecto de los dos lagos”, explica.

Un “obrón” que empezó en 2004 y que coincidió con las obras de los túneles de la m-30: «Todo eso que estaban generando lo necesitaban soltar en algún sitio, y a nosotros nos hacía falta rellenar zonas. Eso nos ayudó a sacarlo para delante”, explica Sandra Botas.

Una embarcación de 450 caballos  

El complejo cuenta con el patrocinio de Nautique, una de las marcas de embarcaciones más fuertes en el mercado. La empresa estadounidense patrocina el 80% de los campeonatos importantes y eso facilita el rendimiento de la deportista en las competiciones en el extranjero, ya que los barcos en muchas ocasiones son lo mismos.

Las embarcaciones que utiliza tienen 450 caballos y la deportista llega a los 55 kilómetros por hora en acción: “Cuando vas de una boya a la otra duplicas la velocidad del barco. Ya no son 55 son 100 kilómetros por hora, cuando te caes a esa velocidad el agua ya no es agua, está más duro”, confiesa.

El material y las condiciones

El esquí que utiliza cuesta 2000 euros y se fabrica en Estados Unidos, la casa del esquí náutico. El precio del material necesario es elevado: “Si sumas las botas, los guantes, el chaleco… los gastos van incrementando. Además, si quieres ir un fin de semana a un campeonato aunque vayas reduciendo los gastos por menos de 600 euros no puedes hacer nada”, asegura la deportista.

El agua en cada lago es diferente: “La temperatura y la consistencia del agua influye en el rendimiento, hay aguas más y menos duras. Lo ideal es ir un par de días antes y ajustarse a ese agua. También los barcos pueden ser diferentes. Tienes que esquiar antes para notar esas diferencias, porque tú vas solo con tu material”, explica.