Madrid, 8 nov (EFE).- Las catacumbas de una iglesia del centro de Madrid encierran un misterio terrorífico y sobrenatural que urge descubrir y neutralizar. Así es la nueva aventura cinematográfica de Leonor Watling, protagonista de 'Anatema', una muestra más de la pujanza del cine de miedo y gritos hecho en España.
Este viernes se estrena en salas la cinta, primera experiencia en la dirección de la escritora Jimina Sabadú gracias a la producción de Álex de la Iglesia y Carolina Bang.
Se trata de un trabajo con sabor madrileño, pues la trama se ubica en la ciudad, erigida en un personaje más. No sólo aparecen chulapos y chulapas, no sólo las calles del centro y no sólo sus tabernas, sino que también aparecen sus problemas, especialmente el de la vivienda. «Será un milagro encontrar piso», dice el personaje de Watling.
Ella es Juana, una monja atormentada por su pasado, una mujer refugiada en la Iglesia por culpa de un trauma. Con la ayuda de Ángel, un cura en crisis vocacional, deberá resolver el terrorífico misterio que bulle en el submundo de Madrid.
Sabadú cuenta a EFE con motivo de la presentación de la película este viernes que el proyecto nace en un guión del cineasta Elio Quiroga escrito hace diez años. Ella se encargó de adaptarlo, para lo que recuperó influencias como la de 'La torre de los siete jorobados', un largometraje de Edgar Neville hecho en 1944 a partir de la novela homónima de Emilio Carrere.
La escritora y directora intentó recuperar ese Madrid de «pasadizos y catacumbas», y mezclarlo con la tradición de la Iglesia católica en España. «Este país no es exactamente un país laico», afirma, «y parece mentira el desconocimiento que hay sobre la Iglesia».
Un obispo que anhela el poder, un sacerdote vocacional, otro que no lo es tanto… «He intentado que estén presentes todos los tipos religiosos y que se vea el funcionamiento de la Iglesia», añade.
¿Ecos de Donald Trump?
Watling (Juana) atiende a EFE junto al actor Pablo Derqui. Ambos coinciden en que el rodaje de la película, ante todo, fue «divertido».
Señala la actriz que «rodar terror es muy divertido» porque, a pesar de que «puede ser frío e incómodo» en ocasiones, debido a las localizaciones, la clave está en «entrar en el miedo y en ver cómo gritas y lloras».
Sobre la trama de 'Anatema', destaca también la presencia de la Iglesia, de la religión, y sobre todo, del personaje del obispo, que por el nombre de la película evoca al exarzobispo Rouco Varela.
Para Watling, el obispo de la película «sería un equivalente a un Donald Trump, un jefe de un imperio empresarial que quiere ante todo el poder», subraya.
La protagonista reconoce su miedo no sólo al futuro presidente de Estados Unidos, sino también a la población que le ha votado. Derqui lamenta que una forma así de hacer política «se haya normalizado».
Auge (o no) del género de terror
En 'Anatema' hay influencia del cine de aventuras, aunque «hubo que recular» en ese tono, reconoce la directora, y hay amor, o un amor sugerido «en las miradas», como apunta Pablo Derqui.
Pero predominan los elementos del género de terror, del que podría decirse que vive un momento emergente a tenor del número de estrenos.
Sabadú matiza: «Hay un público que va a verlo guste o no la película, pero en España es difícil financiar el terror, algo que ningún productor me ha explicado por qué. Hay un retorno, sí, pero no sé si estamos ante una nueva explosión».