Seúl, 5 jul (EFE).- El Gobierno surcoreano dijo hoy que respeta el resultado del informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que establece que el plan de Japón de verter agua radiactiva depurada de la accidentada central nuclear de Fukushima al mar no tendrá un impacto significativo sobre las personas o el entorno.
«El Gobierno ha mantenido una postura a largo plazo reconociendo al OIEA como una agencia de prestigio concordada internacionalmente, y respetamos sus hallazgos», dijo hoy en rueda de prensa el vicedirector primero de la Oficina de Coordinación Política del Ejecutivo surcoreano, Park Ku-yeon.
El martes el OIEA anunció que su informe realizado a lo largo de los dos últimos años establece que el plan de vertido «cumple los estándares de seguridad internacionales» y que tendrá «un impacto radiológico insignificante» tanto para la salud humana como para el medio ambiente.
Park dijo hoy también que Seúl publicará pronto el informe de un equipo de 21 expertos surcoreanos que visitó la central a final de mayo para inspeccionar los preparativos y procedimientos in situ, muy posiblemente después de que el director general del OIEA, Rafael Grossi, concluya una visita de tres días a Corea del Sur para explicar los resultados de su análisis.
Grossi, que hoy visita la central de Fukushima y estará en Japón hasta el viernes, llegará ese mismo día a Seúl, donde se reunirá con el canciller surcoreano, Park Jin, o el presidente de la Comisión de Seguridad Nuclear de Corea, Yoo Guk-hee.
El plan de Tokio, que previsiblemente comenzará este verano, pasa por descargar en el Pacífico a lo largo de varias décadas en torno a 1,32 millones de toneladas de agua contaminada de la central, tras ser procesada para retirarle la mayoría de los isótopos radiactivos (salvo el tritio) y mezclada con agua marina.
Tokio sostiene que este agua -aquella que se usa para enfriar los reactores dañados y la que se cuela en los mismos a través del subsuelo y debe después almacenarse en miles de tanques- tendrá una concentración de tritio muy por debajo del tope legal establecido para el agua potable.
El Gobierno nipón y la operadora de la central, tres de cuyos reactores sufrieron fusiones parciales a causa del tsunami de 2011, barajaron distintas opciones para deshacerse del agua y, con la aprobación del OIEA, consideraron hace una década que el vertido era el más viable.
Sin embargo, el plan de Japón ha generado intranquilidad en países vecinos como Corea del Sur o China, que este martes pidió detener el plan al Gobierno de Tokio, al que acusó de «forzar» su estrategia de manera arbitraria.