Redacción Medioambiente, 12 dic (EFE).- Ningún país, sea cual sea su PIB, tamaño o latitud, es inmune a los efectos de las sequías y la degradación del suelo, advierten el administrador del Programa de la ONU para el Desarrollo, Achim Steiner y el Secretario Ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), Ibrahim Thiaw.
Sin embargo «todos pueden y deben emprender acciones colectivas para hacerles frente», explican estos dos responsables de la ONU en un artículo para EFEverde con ocasión de la COP16 de lucha contra la desertificación, que está previsto concluya este viernes 13 en Riad (Arabia Saudí).
«Alrededor del 75% de las tierras del planeta se han vuelto permanentemente más secas en los últimos 30 años y hasta el 40% ya están degradadas», señalan Steiner y Tiaw, quienes recuerdan que siete de los nueve límites planetarios dependen de unas tierras sanas, al igual que la consecución de los objetivos climáticos y de biodiversidad fijados en el Acuerdo de París y en el Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal.
Como ejemplos citan que en los dos últimos años Estados Unidos ha sufrido su peor megasequía en 1.200 años; Europa la peor en 500 años; y el bajo nivel del agua ha interrumpido la navegación en el Canal de Panamá.
Además, sequías históricas asolaron el sur de África y el Cuerno de África, secaron los ríos de la cuenca del Amazonas y arrasaron Afganistán y el sudeste asiático, agregan estos responsables de la ONU.
Entre las causas citan el uso insostenible de la tierra (la actividad humana ya ha alterado más del 70% de toda la superficie terrestre libre de hielo), la crisis climática y el consumo excesivo, pero tanto Steiner como Tiaw consideran que hay esperanza.
Recuerdan que la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, o COP16 de la CNULD, está siendo una oportunidad para abordar «un importante problema de desarrollo y seguridad que debemos tomarnos en serio para evitar más migraciones forzosas, inestabilidad política y conflictos a medida que el planeta sigue calentándose y secándose».
Entre los temas sobre los que se avanza citan el primer régimen mundial contra la sequía; la restauración de hasta 1.500 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2030; y la inclusión de las mujeres, los pueblos indígenas, los gobiernos locales, los jóvenes y el sector privado en la acción sobre tierra y sequía.
Steiner y Thiaw se refieren además al potencial económico de la restauración de tierras degradadas, pues «estamos en el umbral de desbloquear una economía de restauración de un billón de dólares».
«Las inversiones necesarias superan con creces los costes de la degradación de la tierra y la sequía que ya sufren nuestras economías y sociedades», señalan.
En este sentido, recuerdan que España acogerá en 2025 la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD4), donde los líderes mundiales deben comprometerse con mecanismos de financiación innovadores que apoyen la restauración de la tierra y la resiliencia a la sequía a la escala necesaria.
El artículo completo de Achim Steiner (PNUD) e Ibrahim Thiaw (CNULD) «Tierras sanas para un futuro sostenible» está disponible para lectura y descarga en www.efeverde.com de la Agencia EFE.