Tokio/Seúl, 25 mar (EFE).- Pionyang anunció hoy que ha recibido una petición del mandatario nipón Fumio Kishida para reunirse «lo antes posible» con el líder norcoreano, Kim Jong-un, mientras que Tokio confirmó que hay contactos para una eventual cumbre aunque también dejó claro que las posturas están aún muy alejadas en torno a temas clave.
Corea del Norte admitió así que se está dialogando para un encuentro al máximo nivel con Japón -dos países que no mantienen relaciones diplomáticas-, que de producirse sería el primero en dos décadas pero que se ve dificultado por el espinoso tema de los secuestros de ciudadanos nipones por parte de Pionyang.
Las condiciones de Pionyang para una cumbre
La petición para organizar una cumbre entre ambos mandatarios «lo antes posible» fue transmitida recientemente por «otros canales», según dijo la hermana del líder norcoreano, Kim Yo-jong, en un comunicado publicado este lunes por la agencia norcoreana KCNA.
De cara a «abrir una vía para mejorar las relaciones» entre Japón y Cora del Norte, la hermana del líder advirtió a Japón sobre sus «intentos de interferir en los derechos soberanos» de Corea del Norte y sobre su «preocupación por el asunto de los secuestros», que a juicio de Pionyang «no tiene solución».
Añadió que si Tokio «aspira verdaderamente a mejorar la relación entre los dos países» y a «contribuir a asegurar la paz y la estabilidad en la región», necesita «tomar una decisión política de acuerdo a una opción estratégica dentro de su interés general».
A mediados del mes pasado, la propia hermana del líder norcoreano dio a entender que el régimen estaba abierto al deshielo con Japón, e incluso afirmó que una visita a Pionyang de Kishida «podría producirse», aunque también expresó las dudas del régimen sobre las verdaderas motivaciones de Tokio.
Tokio, firme en su postura ante Corea del Norte
Al igual que muchos de sus predecesores, el primer ministro nipón, Fumio Kishida, ha manifestado en repetidas ocasiones su voluntad de resolver el tema de los secuestros de ciudadanos nipones hace décadas por parte del régimen norcoreano, y ha mostrado su intención de reunirse con Kim Jong-un con vistas a desbloquear el asunto.
Al ser preguntado hoy sobre el anuncio de Pionyang durante un debate parlamentario, Kishida dijo que viene trabajando «para hablar con Corea del Norte», y destacó la importancia de celebrar eventualmente una cumbre «para resolver los problemas pendientes».
El portavoz del Ejecutivo, Yoshimasa Hayashi, dijo en la misma línea que el equipo directo de Kishida «está trabajando constantemente a través de muchas rutas diferentes» de cara a «llevar unas negociaciones de alto nivel» con Pionyang.
Pero el portavoz subrayó que Tokio «no podrá aceptar jamás la postura de Pionyang de dar por resuelto el problema de los secuestros».
Japón «no ha variado su política de buscar una solución conjunta a ese tema y al de los programas nuclear y de misiles de Corea del Norte», dijo Hayashi.
Los secuestros de japoneses por parte del régimen norcoreano entre las décadas de 1970 y 1980 son uno de los principales obstáculos para la normalización de las relaciones entre los países vecinos, unidos a las tensiones militares crecientes por los desarrollos armamentísticos del Norte y la alianza nipona de seguridad con Washington.
El Gobierno nipón ha identificado oficialmente a 17 japoneses secuestrados por Pionyang en ese periodo, de los cuales cinco pudieron regresar a Japón tras una visita al Norte en 2002 del entonces primer ministro Junichiro Koizumi para reunirse con Kim Jong-il, padre del actual líder norcoreano, en la primera cumbre de la historia entre ambos países.
En 2004 hubo otro encuentro entre ambos líderes en Pionyang pero se saldó sin nuevos progresos en el tema de los secuestros, lo que unido a los desarrollos armamentísticos del Norte, abrió una etapa de distanciamiento y confrontación entre los dos vecinos.
Algunos expertos señalan que la aparente apertura del Norte a dialogar al máximo nivel con Japón podría estar dirigida a interferir en la cooperación entre Tokio, Washington y Seúl, que se ha estrechado en los últimos años en respuesta precisamente a la amenaza que ven en Pionyang.