Álvaro Mellizo
Damasco, 11 dic (EFE).- Los «muyahidines» que han liberado a Siria de Bachar al Asad son muy jóvenes, toman mate como si fueran gauchos y prefieren al Real Madrid. También pelean por la paz y para que Siria sea para todos. Y son islamistas.
El club de oficiales del Ejercito sirio, un antiguo reducto social del derrocado régimen sirio, es ahora una mole vacía, con dos o tres coches tiroteados y abandonados en el exterior, casquillos de bala y un pequeño grupo de unos 10 o 12 milicianos, que insisten vehementemente en ser llamados «muyahidines» del Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, HTS, en árabe), que ahora se encargan de su custodia.
Están congregados en la puerta del edifico, bajo un arco que debió ser majestuoso en una época ya remota, y se sientan en sofás de recepción y sillas de oficina desvencijadas de falso cuero.
Alrededor de una pequeña parrilla de latón donde una pava (tetera) quemada reposa sobre las brasas al más puro estilo gauchesco, toman mate en vaso de cristal y calientan su desayuno.
Entre curiosos y recelosos, aceptan hablar con EFE de la situación en Siria y de su vida, de cómo la guerra les ha traído desde Idlib, al norte, hasta Damasco en apenas doce días de fugaz ofensiva que ha desmoronado el régimen que gobernó su país durante más de 50 años.
Ninguno da su nombre y eligen como portavoz a uno de ellos de ojos claros, al que señalan como alguien con rango militar «más allá de un soldado normal».
Todo bajo control
Entre sorbo y sorbo de la bombilla, explica que la situación ahora en Damasco es «segura y buena» tras el fin de «Al Asad, el tirano» y tranquiliza insistiendo en que «hay instrucciones del Mando (de Operaciones Militares) para que no se toquen ni a los civiles ni los lugares públicos».
«La gente se siente más segura, mucho más que durante el régimen de Al Asad. Ahora hay libertad de expresión, libertad para todas las confesiones que existen en el Sham (Siria), al contrario que antes, que nadie podía hablar, nadie podía decir nada y cualquier cosa cárcel, detención y tortura», indicó.
Mientras sus compañeros sostienen descuidadamente sus fusiles de asalto y con granadas de mano dispuestas también sobre el sofá de la entrevista, destacó que ellos no son los «enemigos de este pueblo».
Esos eran «las milicias que el régimen de Al Asad trajo de Irán, Rusia y el Líbano», dijo, en referencia a grupos como Hizbulá.
Según dijo, el Gobierno de Salvación (nombre de la facción civil de HTS, a su vez una escisión del Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda), podrá trabajar bien como gobierno para toda Siria, pues «son capaces y ahora es cuando vamos a trabajar».
Nueva Siria
Respecto a Siria, vaticina un futuro para «todas las confesiones: cristianos, drusos, alauies.. para todas las confesiones y todo el pueblo libre».
«El régimen de Al Asad ha llevado al mundo la idea de que somos terroristas. Todo lo contrario: somos hijos de Siria, combatimos para obtener dignidad; Siria es para todos y gracias a Dios todo va bien, tal y como estáis viendo», añadió.
Cree que la guerra ha terminado, pero también que su grupo está preparado para cualquier emergencia que pueda surgir, pues existe para «proteger la seguridad y la paz en toda Siria».
«Cualquier agresión contra Siria estaremos preparados y con toda la disponibilidad. Pero ahora de forma temporal, o puedes decir de forma general, la guerra ha terminado en Siria», añadió.
Tras la entrevista, ya relajados pero aún empuñando sus fusiles, «muyahidines» confiesan su preferencia por el Real Madrid y Cristiano Ronaldo y su debilidad por ponerle mucho azúcar a su mate, bebida que llegó a esta zona del mundo de la mano de los miles de migrantes sirios que fueron al río de la Plata y regresaron con la yerba como costumbre.