Washington, 1 abr (EFE).- El expresidente de Estados Unidos y futuro candidato republicano Donald Trump está elevando el tono de la campaña electoral más crispada de los últimos años en el país redoblando los ataques personales contra su rival, el actual presidente demócrata Joe Biden, y con una retórica cada vez más incendiaria.
La última de las polémicas se desató después de que el magnate neoyorquino publicara el viernes un video de una camioneta de seguidores trumpistas con una pegatina en la parte trasera en la que aparece Biden tumbado con los pies y las manos atadas y que emula un secuestro del mandatario.
Para los demócratas, esta es otra muestra de que Trump «alienta la violencia» como ocurrió con el asalto del Capitolio de 2021, en el que una horda de sus acólitos atacó el Congreso para intentar frenar la ratificación de la victoria electoral de Biden.
Michael Tyler, portavoz de la campaña de Biden, subrayó este lunes en una rueda de prensa que «la violencia política no tiene lugar en Estados Unidos y nunca debería ser aceptable», y lamentó que esta «no es la primera vez ni será la última» en que Trump apuesta por ella en su intento por recuperar el poder.
«En un momento en que necesitamos líderes que unan nuestro país, emprende una retórica radical que promueve la división, el odio y la violencia», destacó Tyler ante la prensa, reprochando que la campaña de Trump gire en torno a sí mismo y a la búsqueda de «revancha».
Tras el asalto al Capitolio, Trump fue expulsado de Twitter por incitar precisamente la violencia y fundó Truth Social, la plataforma de extrema derecha que desde entonces utiliza para lanzar sus mensajes y publicar videos como el de la camioneta.
Steven Cheung, portavoz de su campaña, rechazó las críticas y señaló que la foto de Biden «estaba en la parte trasera de una camioneta que viajaba por la carretera», para acto seguido retratar al expresidente como una víctima de los demócratas.
«Los demócratas y los lunáticos enloquecidos no solo han pedido una violencia despreciable contra el presidente Trump y su familia, sino que de hecho están utilizando el sistema de justicia como arma contra él», añadió.
Trump, que nunca ha reconocido su derrota contra Biden en las presidenciales de 2020, está imputado por haber intentado revertir los resultados electorales de hace cuatro años y haber instigado el asalto al Capitolio.
Pero el republicano denuncia sin pruebas una «cacería de brujas» en su contra ordenada por Biden y ejecutada por el Departamento de Justicia.
Los ataques personales contra el presidente, al que ha apodado como «corrupto Joe Biden», son habituales y la lista de salidas de tono del republicano durante la campaña se engrosa cada vez más.
Biden intenta no hacer referencias directas a Trump por su nombre y apellido, aunque advierte continuamente de que el regreso del republicano a la Casa Blanca pondría en peligro la democracia.
Si gana las elecciones del próximo 5 de noviembre, Trump ha dicho que ejercerá como un «dictador» solo durante su primer día en la Casa Blanca, para cerrar la frontera del país.
También acusa a los inmigrantes de «envenenar la sangre» de Estados Unidos, una expresión utilizada por Adolf Hitler contra los judíos, por lo que Trump tuvo que salir al paso de la polémica y marcar distancias con el nazismo.
Uno de los episodios más recientes y que levantó más controversia tuvo lugar el mes pasado, cuando Trump estaba hablando en un mitin en Ohio sobre la industria del automóvil y predijo un «baño de sangre» si pierde los comicios.
«Si no resulto elegido, habrá un baño de sangre. Va a ser un baño de sangre para el país», declaró. Los demócratas no tardaron en acusarlo de querer repetir el asalto al Capitolio, mientras que los republicanos respondieron que se refería a la economía y denunciaron que sus palabras fueron sacadas de contexto deliberadamente.
La retórica de Trump ha permeado en sus colegas de partido, incluido el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, quien arremetió contra Biden por conmemorar el Día Internacional de la Visibilidad Trans el mismo día que el Domingo de Resurrección, dos fechas que coincidieron por casualidad.
«Está completamente desinformado», le respondió Biden este lunes.
Estas polémicas echan más leña al fuego de una campaña electoral ya de por sí muy crispada entre dos candidatos tremendamente impopulares para unos comicios presidenciales.
La última encuesta de YouGov apunta a que el 57 % de los estadounidenses desaprueba a Biden, mientras que el 55 % tiene una opinión desfavorable de Trump.
Según el mismo sondeo, ambos quedarían prácticamente empatados en las elecciones (un 44 % de los votos para Trump y un 43 % para Biden), de manera que la decisión quedará en manos de un puñado de estados clave.
Eduard Ribas i Admetlla