Un estudio en Doñana evidencia el potencial de los ecosistemas para su propia regeneración

Un caballo pasta en las marismas del Parque Nacional de Doñana. EFE/Manuel Barriopedro/nr

Huelva, 3 jul (EFE).- Un grupo científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha analizado el papel de las interacciones planta-animal para conocer la dispersión de semillas, concretamente, la de la sabina negra, evidenciando con ello el potencial de los ecosistemas para su propia regeneración.

La sabina negra, juniperus phoenicea, es una especie que dispersa sus semillas gracias a que animales vertebrados consumen sus frutos, ha informado la EBD-CSIC en una nota.

Desde la protección de Doñana, esta especie se ha expandido rápidamente por esta área natural en pocas décadas y desconocemos realmente el papel de los animales en este proceso.

El estudio se basa en la toma de datos sobre las interacciones entre planta y animal, así como el análisis de redes complejas; en relación a las interacciones entre los individuos de sabina negra y animales frugívoros se emplearon cámaras de fototrampeo y ADN-Barcoding.

Gracias a las cámaras trampa se pudieron observar los animales, evitando la presencia humana, que se alimentaban de los frutos de esta planta. Con respecto al ADN-Barcoding, esta técnica permite identificar que especies están interviniendo en la dispersión tras el análisis del ADN animal presente en los excrementos o en las semillas regurgitadas.

Según manifiesta Jorge Isla, perteneciente al paquete de trabajo 5 del proyecto SUMHAL – un proyecto europeo que persigue contribuir a la conservación de la biodiversidad en sistemas naturales o seminaturales del Mediterráneo occidental-, «en un mundo que cada vez cambia más rápido, se ha vuelto muy común la regeneración natural de nuevas áreas disponibles».

«Esta regeneración consiste primero en la llegada a nuevas zonas de especies vegetales pioneras que inician procesos sucesionales que finalmente terminan con el establecimiento de nuevos bosques maduros», ha indicado.

Una de las conclusiones claves de este estudio es que hay que intervenir para conservar las interacciones que mantienen la funcionalidad de los ecosistemas naturales y les hacen adaptables y resilientes a las condiciones cambiantes.

Por tanto, centrando el foco en la perspectiva de gestión, los resultados obtenidos en este estudio sirven para apoyar la idea de que tiene más sentido el trabajo en planes de gestión dirigidos a conservar estos interactuantes (animales frugívoros), que el desarrollo de protocolos de reforestación manual masivos.

«Los sistemas naturales están preparados para hacer por ellos mismos aquello que tanto esfuerzo y recursos nos cuesta a nosotros», asevera Jorge Isla, investigador de la Estación Biológica de Doñana y del proyecto SUMHAL.

«De hecho, ésta es la primera vez en la que se muestra una reconfiguración de este tipo de interacciones durante procesos de expansión natural, resultando en un potencial dispersivo mayor desde los frentes de colonización, facilitando y acelerando la regeneración natural de los ecosistemas», ha concluido. EFE

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