Ginebra, 15 mar (EFE).- Una misión del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la primera de la ONU tras el inicio del conflicto en Sudán a mediados de abril de 2023, logró entrar en Jartum para analizar la situación de los menores en la capital sudanesa, indicó este viernes una componente de la expedición.
La jefa de operaciones y emergencias de UNICEF en Sudán, Jill Lawler, en rueda de prensa en Ginebra, explicó que la misión de 12 empleados de la agencia visitó la semana pasada Omdurmán, localidad situada frente al núcleo central de Jartum, a la otra orilla del Nilo.
En su hospital de Al Nau, uno de los principales de la capital con sección de traumatología, «vimos a dos y a veces tres pacientes compartiendo una misma cama, mientras el personal, exhausto y con frecuencia durmiendo en el propio centro hospitalario, no ha recibido salarios desde hace meses», describió Lawler.
El director del hospital les explicó que sólo en el último mes habían tenido que practicar 300 amputaciones, relató la jefa de operaciones de UNICEF.
En otros centros sanitarios UNICEF pudo comprobar que se trabaja en ocasiones sin suministro eléctrico, «conservando las vacunas en bolsas de hielo», o que esas instalaciones se tienen que ocupar del cuidado de hijos de mujeres que dieron a luz tras ser violadas en los primeros meses del conflicto.
En las calles de la capital pudieron confirmar una fuerte presencia de efectivos armados, incluidos probablemente menores de edad, subrayó Lawler.
En los mercados «hay comida a la venta, pero la mayoría de las familias no pueden permitirse comprarla», afirmó la responsable de UNICEF, quien reiteró la preocupación de la ONU de que el país sufra graves hambrunas, especialmente en su población más joven.
De acuerdo con datos de Naciones Unidas, casi 3,7 millones de niños podrían sufrir malnutrición en el país en 2024, y al menos 730.000 de ellos necesitarían tratamiento de urgencia para paliarla.
El país sufre debido a 11 meses de conflicto la peor crisis de desplazados del mundo, con más de más de 8 millones de personas obligadas a dejar su hogar, algunas de ellas refugiadas en países vecinos de la región.