Kryvyi Rih (Ucrania), 9 jun (EFE).- La guerra en Ucrania tiene que acabar en el campo de batalla, recuperando la parte del país ocupada por Rusia, antes de que cualquier salida política, asegura a Efe Olexandr Vilkul, responsable militar ucraniano reconocido por haber frenado en una región estratégica el avance de tropas rusas.
Vilkul dirige la Administración militar en Kryvyi Rih, región del sureste de Ucrania limítrofe con la línea que marca las zonas ocupadas por Rusia.
Su defensa de la ciudad del mismo nombre cuando comenzó la invasión rusa el pasado febrero le ha valido el reconocimiento como jefe militar tras destacar antes como político, pues fue viceprimer ministro del país entre 2012 y 2014.
LIBERAR LA PARTE OCUPADA
Pregunta: ¿Cuál es la situación en esta zona del país, cerca del frente de guerra?
Respuesta: Está bajo control de las fuerzas ucranianas, después de que los rusos estuvieran muy cerca de la ciudad. Desde entonces, gracias al heroísmo de nuestro Ejército, les hicimos retroceder y ahora el frente está a unos cincuenta kilómetros al sur de la ciudad.
Cerca del frente hay sistemas de defensa, con aviación, morteros, artillería, hubo momentos duros, pero los ataques han parado.
P: ¿Cómo fueron capaces de frenarlos, en otros sitios como Jersón fue imposible, cómo lo lograron aquí?
R: Las primeras semanas de guerra fue difícil, porque no teníamos artillería, se estaban creando las Defensas Territoriales, había unos seiscientos miembros de la Guardia Nacional, eso era todo.
Por eso hicimos construcciones para bloquear la carretera del aeropuerto, para que los rusos no pudieran tomarlo. El segundo día de la invasión lo intentaron, pero tras varios combates, no pudieron. Estuvieron a unos docientos metros, (…) les vimos por unas cámaras, pero les echamos.
El tercer día intentaron de nuevo atacar la ciudad, desde la zona de Mykolaiv, pero bloqueamos el camino con armas pesadas y no pudieron pasar. Entonces pararon y les contraatacaron helicópteros ucranianos.
P: Cada vez se oye más la posibilidad de una guerra “congelada”, en la que Rusia se quede con el territorio que controla y el mundo se olvide del conflicto.
R: No creo que tengamos alguna opción que no pase por liberar los territorios ocupados. Necesitamos la ayuda de Europa, de los Estados Unidos, para que nos envíen armas. En cualquier tipo de guerra congelada, tras uno o dos años Rusia volverá de nuevo a atacar.
P: ¿Antes del 24 de febrero pensaba en que Rusia se atrevería a una invasión?
R: No esperaba que Rusia intentara una operación a gran escala, en plena Europa, en el siglo XXI.
P: El conflicto en el Donbás en cambio se remonta a 2014, ¿ve esta invasión como una fase más de una misma guerra?
R: Por supuesto, es la continuación de la guerra que empezó en 2014, pero distinta, porque no usaron aviación ni misiles, era un conflicto local, ahora es una guerra a gran escala.
P: ¿Qué puede pasar, cuándo puede acabar la guerra?
R: Estamos preparados para cualquier situación, pero para estar en condiciones de ganar, para recuperar todos los territorios de Ucrania, necesitamos armas, depende de nos las den (otros países). Luchamos por nuestra patria, por toda Europa y el mundo.
P: ¿Ve que sean conscientes de este reclamo gobiernos de Europa o en Estados Unidos?
R: Aprovecho esta oportunidad para agradecer su apoyo, pero insistimos en las palabras del presidente Zelensky, de que necesitamos más armas.
LLAMADAS DESDE RUSIA
P: ¿Cree que la situación va a mejorar?
R: Si tenemos más y mejores armas, contraatacaremos y liberaremos gran parte del territorio ocupado. Rusia dirá que hay que dialogar, pero solo si liberan el territorio que ocuparon tras el 24 de febrero. Será una decisión del comandante en jefe, Zelensky, y le tenemos que apoyar.
P: Le llamaron prorusos, para que rindiera la ciudad, al comienzo de la invasión.
R: Es una historia conocida. El segundo día de la invasión me llamó Vitaliy Zajarchenko, (exministro del Interior en Ucrania exiliado en Rusia desde 2014 al igual que el entonces presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich). Yo era viceprimer ministro, por eso le conozco.
Me dijo que si quería salvar mi vida y la ciudad, debía firmar un acuerdo con los rusos: te trataremos bien y serás alguien importante en una nueva Ucrania.
Le dije que se fuera al infierno. A los diez días o así me volvieron a llamar, con los rusos a seis kilómetros de la ciudad, otro colaborador (proruso), que fue diputado, Oleg Tsaryov, que además se dirigió a mí públicamente por Telegram.Hice una captura de pantalla y la puse en Facebook con un mensaje de «vete a la mierda».
P: ¿Tuvo llamadas desde Rusia?
R: Dejé de responder a números rusos, pero las primeras eran desde números ucranianos. ¿De qué iba a hablar con los rusos? Nuestra victoria será en el campo de batalla. Las sanciones son importantes pero a largo plazo, nosotros solo nos preocupamos de la cantidad de ataúdes que irán a Rusia.
Vilkul (Kryvyi Rih, 1974) tiene su escritorio rodeado de mapas y banderas de su país y viste ropa militar, que contrasta con su imagen pasada de político en traje y corbata.
Luis Ángel Reglero, enviado especial