WWF reclama soluciones reales y urgentes ante el constatado «colapso ecológico» de Doñana

Vista de las marismas junto a la aldea de El Rocío en el Parque Nacional de Doñana, en una imagen de archivo. EFE/ Raúl Caro

Huelva, 31 ene (EFE).- La organización ecologista WWF ha reclamado este miércoles, durante la presentación del informe ‘Ciencia para salvar Doñana’, soluciones «reales y urgentes» ante el «colapso» ecológico actual de este espacio natural del suroeste de Andalucía.

El informe, elaborado con motivo del Día Mundial de los Humedales, que se conmemora el próximo viernes, ha sido realizado en colaboración con treinta científicos de organismos como CSIC-EBD, IGME, CSIC-IEO y varias universidades, y en el mismo se alerta de que las actuales presiones han desencadenado un «efecto dominó» de pérdida de biodiversidad que están llevando a Doñana a un punto de no retorno, ha informado la organización en una nota.

Todas esas evidencias científicas apuntan a que son la sobreexplotación del agua, junto con el crecimiento irracional del regadío legal e ilegal, agravado por el urbanismo insostenible en Matalascañas (Huelva), las razones del deterioro de este humedal.

En el documento se destacan aspectos como el mal estado de la red fluvial del entorno de Doñana, a excepción de la cuenca alta del Guadiamar, siendo uno de los datos más alarmantes la disminución de los caudales circundantes del arroyo de la Rocina, que alimenta directamente a la marisma, y que han disminuido más del 60 por ciento.

Asimismo, se constata que los vertidos urbano-industriales y los fertilizantes y otros químicos usados en la agricultura industrial están contaminando el agua superficial y subterránea de Doñana, y como consecuencia de ello, catorce masas de agua están en mal estado químico según el Plan Hidrológico del Guadalquivir.

Por otro lado, se concluye que «se extrae del acuífero más agua de la que se recarga y se constata que las aportaciones subterráneas a los arroyos que alimentan a la marisma han disminuido alarmantemente», hasta el punto que de los dieciséis sectores en los que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir subdivide el acuífero (CHG), diez están en nivel máximo de alarma.

Además, el crecimiento del área turística de Matalascañas ha contribuido al deterioro del ecosistema dunar y en todo el enclave donde están las lagunas peridunares, cuyas aguas dependen en buena medida de la descarga del acuífero, hay una tendencia descendente desde 1995 hasta la actualidad de unos dos o tres metros, lo que ha llevado a la pérdida de un 60 % de las lagunas que se detectan con imágenes de satélite (mayores de 900 m2).

Todos estos impactos, señala el informe, están provocando «una progresiva y alarmante disminución de la biodiversidad en Doñana, ya que no llega agua suficiente, ni subterránea, ni superficial, a los ecosistemas acuáticos y terrestres que la necesitan para sobrevivir».

Consecuencia de ello es la dramática reducción de indicadores clave, como la muerte de los alcornoques centenarios, la pérdida de especies de anfibios, y la desaparición en 40 años de 28 especies de libélulas y caballitos del diablo.

«La ciencia es clara y se necesita voluntad política para poner en marcha acciones valientes e integrales que ataquen la raíz del problema y reduzcan la presión de la agricultura industrial que seca Doñana», ha apuntado Teresa Gil, responsable del Programa de Agua de WWF España.