Bali (Indonesia), 14 nov (EFE).- El líder chino, Xi Jinping, regresó este lunes desde Bali a la escena política internacional por la puerta grande, siendo recibido junto a su mujer, Peng Liyun, por una festiva comitiva, para después iniciar «desenmascarado» la esperada reunión con su par estadounidense, Joe Biden.
Dejando atrás la rigidez de su gobierno para proteger a China de la covid-19, que implica severas restricciones para salir del país, Xi retomó hoy su agenda internacional para participar en la cumbre de líderes del G20 (15 y 16 de noviembre) tras más de dos años sin salir de China, con la excepción de un viaje a Asia central (Kazajistán y Uzbekistán) en septiembre.
Ataviado con un traje oscuro y corbata roja, como acostumbra, Xi bajó las escaleras del avión de Air China acompañado de Peng, enfundada en un elegante traje color crema, ambos sin mascarillas y sonrientes ante la comitiva oficial que les esperaba, en la que se encontraba el gobernador de Bali, Wayan Koster.
Un regreso a la arena internacional que continuó poco después con la reunión más esperada de los pasados años: su primer encuentro en persona con Biden como jefes de Estado, con quien había conversado por teléfono en varias ocasiones sin verse hasta hoy, en gran parte debido a las restricciones pandémicas dictadas por Pekín.
Mientras los confinamientos proliferan en China en respuesta a la política de cero covid, Xi y Biden se saludaron en público con el rostro al descubierto en una sala cerrada, frente a decenas de periodistas enmascarados, y continuaron así al pasar a la sala junto a sus delegaciones, quienes también aparecían protegidos.
Xi, quien viaja junto a varios altos cargos del Partido Comunista chino, entre ellos el consejero de Estado, Wang Yi, empezó su reunión con Biden en tono amistoso, pese a la tensión entre las dos superpotencias, cuyas relaciones atraviesan uno de sus peores momentos.
«Como líderes de China y EE.UU., dos grandes países, necesitamos desempeñar el papel de liderazgo, establecer el rumbo correcto para las relaciones bilaterales y ponerlas en una trayectoria ascendente», aseguró.
«Nuestro encuentro de hoy es muy seguido por todo el mundo. Debemos trabajar junto con todos los países para traer mayor esperanza a la paz mundial, más confianza en la estabilidad global y un impulso más fuerte al desarrollo común», agregó.
Nada más verse, Biden y Xi se dieron un estrechón de manos para saludarse y esbozaron una sonrisa, posando para las cámaras en una foto para la historia.
Aunque no todo transcurrió de forma tan apacible.
Si bien no estaba previsto que se aceptaran preguntas, una periodista estadounidense de la cadena ABC inquirió a voces sobre derechos humanos, ante lo que un miembro de la delegación china reaccionó supuestamente agarrándola de la mochila que llevaba, según varios periodistas que la acompañaban.
Un sobresalto que ilustra la tensa calma tras las conciliadoras palabras de Xi, quien pondrá a prueba en Bali sus habilidades diplomáticas tras más de dos años de anquilosamiento doméstico.