Pietragalla, el nieto restituido que lucha por las víctimas argentinas

El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla. EFE/Andrea Cuesta

Roma, 31 may (EFE).- Las «imparables» abuelas y madres de la plaza de Mayo han sido claves para que Argentina sea un ejemplo en la lucha por las libertades en América Latina, asegura a Efe su secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, un bebé robado que recuperó su identidad «al mismo tiempo que lo hacía» su país.

El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla. EFE/Andrea Cuesta

«Yo tuve la suerte de recuperar mi identidad gracias a la lucha de abuelas en abril de 2003», explica Pietragalla en Roma, adonde ha viajado para alcanzar acuerdos y abrir archivos que ayuden a otras víctimas de la dictadura militar (1976-1983) como él, el nieto número 75 restituido por las Abuelas de la plaza de Mayo.

Argentina, por primera vez, se presentará como querellante en los procesos judiciales en Italia para «acompañar» a las familias de las víctimas, al tiempo que trabajará codo a codo con el Vaticano para poder utilizar sus archivos.

SIN IMPUNIDAD

«Condenar a esos individuos con doble ciudadanía que se fugaron es muy importante», dice Pietragalla, que recuerda el juicio en Italia que condenó en julio pasado a cadena perpetua a 14 militares latinoamericanos por la represión del Plan Cóndor en el cono sur en los años 70 y 80.

Pietragalla ha traído consigo documentación para otros procesos, como el del exmilitar Carlos Malatto, acusado de participar en el secuestro y tortura de varias personas y que escapó en 2011 a Italia, donde vive en libertad, para impulsar juicios que no son solo importantes para Argentina, sino para toda América Latina.

«Lamentablemente no todos los países del cono sur están llevando adelante el proceso de Argentina. Hay varios donde todavía hay impunidad, donde no se puede juzgar a responsables de delitos de lesa humanidad, y encontrar países donde se puede llevar a cabo esa justicia es importante también».

ABRIR LOS ARCHIVOS VATICANOS

Además, Pietragalla se ha reunido con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, para poner en práctica el memorándum de colaboración con las víctimas del terrorismo de Estado que el papa Francisco firmó en 2017 para el acceso a los archivos que tengan que ver con la dictadura.

«Cuando se alcanzó este convenio, lamentablemente el Gobierno argentino de ese momento, de Mauricio Macri, no acompañaba el reclamo de los organismos de derechos humanos y todo quedó todo en ‘stand-by'», dice.

«La idea es retomar unas mesas de trabajo técnicas», con expertos archivistas del Archivo Nacional de la memoria argentino para «poder empezar trabajar conjuntamente con los técnicos del Vaticano y «ampliar los criterios para quienes pueden reclamar el acceso a esos archivos», explicó.

La apertura de archivos «siempre aporta pruebas para el proceso de verdad y justicia y para la búsqueda del destino de los 30.000 desaparecidos y también de esos más de 300 hombres y mujeres que siguen con su identidad vulnerada. Quienes pasamos por ese proceso sabemos que si no hay información para que Abuelas y la comisión nacional pueden acercarse a ellos, es muy difícil».

ACTIVISTA DE LA MEMORIA

Tras recuperar su identidad en 20023, Pietragalla se lanzó a colaborar con las Abuelas, con la «necesidad de entender un poco el otro lado, el mundo de la búsqueda, de las ausencias, del acompañamiento a familiares».

«Es un proceso es reparador, poder recuperar tu historia, tu verdad, puede ser fuerte, pero siempre gana lo positivo, porque, más allá de devover la identidad, dignifica y fortalece al ser humano», asegura antes de añadir que él tuvo «la suerte» de encontrar los restos de sus padres, Horacio Pietragalla, asesinado unos meses antes de que él naciera, y Liliana Corti, con la que permaneció solo cuatro meses antes de que ser también asesinada.

Pietragalla acabó como hijo de la empleada doméstica de una familia militar que finalmente no quiso quedarse con él. Y, sin embargo, tuvo suerte: pudo recuperar su identidad «al mismo tiempo» que el país que despertaba a los horrores de la dictadura.

«Tengo el recuerdo de llegar a mi casa y de que me insultaban porque como yo les podía hacer eso a las personas que me criaron. Hoy una persona encuentra su identidad y todo el país lo celebra», dice orgulloso de que unas políticas que «no tienen retroceso».

ARGENTINA, UN EJEMPLO

Pietragalla también impulsa la campaña de las embajadas en Europa para los ciudadanos que tengan dudas sobre su identidad: «Hemos encontrado un nieto en Miami, una nieta en Holanda». Y la entrada en la lista del patrimonio Mundial de la Unesco del Museo Sitio de Memoria ESMA, el centro de detención convertido «uno de los símbolos mas importantes de la dictadura y no solo de Argentina, sino de la región», con más de 300.000 desparecidos.

Si Argentina es hoy un ejemplo en la lucha por las libertades, es gracias a la resistencia «en los peores momentos» de las «incansables madres y abuelas de la Plaza de Mayo», a «la voluntad política del presidente Néstor Kichner» y a «movilización de la ciudadanía argentina», añade.

«Esas madres fueron imparables y no se aislaron en la denuncia de la desaparición física de un ser querido», sino que «abrazaron la lucha de sus hijos», explica con orgullo, antes de añadir que «en la crisis de 2001, cuando ya no había una sola institución creíble en nuestro país y la sociedad dijo basta, ellas tomaron rol político muy fuerte».

Marta Rullán