Granada, 9 jun (EFE).- Los diestros Julián López «El Juli», el peruano Roca Rey y Tomás Rufo, con dos orejas cada uno, salieron este viernes a hombros en el segundo festejo del Corpus de Granada.
El Juli puso firma a una faena de oficio y sapiencia ante un primer toro de corrida que ya de salida marcó querencias y apenas quiso saber nada de capotes.
Pero el madrileño manejó a la perfección tiempos y distancias en la muleta para acabar metiéndolo en el canasto y, siempre su altura, ligar muletazos largos y templados sobre los dos pitones, en una aena en la que se mostró muy por encima del de Juan Pedro Domecq, al que acabó cortando una oreja -con petición de la segunda- tras una certera estocada.
Otro trofeo más logró del cuarto, un toro que se movió, con la cara natural y sin entregarse en ningún momento, pero al que El Juli volvió a someter en una nueva faena de dominio y mando, tanto que cuando el animal se vio totalmente sometido enseñó la bandera de blanca de rendición y se rajó en tablas.
LLegaba Roca Rey a Granada con la cornada interna sufrida en la víspera en Toledo sin revisar por ningún médico para no perderse su cita en el Corpus granadino (ni su compromiso del domingo en Madrid).
Fuese como fuese, el caso es que el peruano demostró una vez más porqué es todo un número uno y la pasta de la que está hecho, no sólo por el resultado cosechado – cortó dos orejas- sino por la dimensión ofrecida en la Monumental de Frascuelo, en la que no se reservó absolutamente nada.
Ya en su primer toro volvió locos a los tendidos dese las ajustadas verónicas a pies juntos del recibo hasta el consabido arrimón final marca de la casa. Todo muy emocionante y con una entrega absoluta por parte del Roca, que pegó cambiados por la espalda sin enmendarse, toreó con notable autoridad en lo fundamental y exhibió un tremendo final en el epílogo de cercanías.
No importó el pinchazo previo a la estocada definitiva para que le fueran concedidas las dos orejas.
El quinto fue, con diferencia, el toro más deslucido de la corrida, un animal descastado y renuente a embestir, con el que Roca hizo el esfuerzo hasta que tuvo que desistir ante la imposibilidad de armar faena.
El joven Tomás Rufo, que sustituía al herido Sebastián Castella, saludó a portagayola a su primero, al que enjaretó después un ramillete de verónicas de manos bajas de bonita ejecución. Fue éste un toro encastado y bueno de Juan Pedro, al que el toledano extrajo pases en una faena emotiva y premiada con una oreja tras una estocada al primer encuentro.
Con la Puerta Grande ya asegurada de El Juli y Roca Rey, salió Rufo a por todas en el sexto, un toro apagado y sin raza con el que, ante la imposibilidad de ligar dos muletazos seguidos, tuvo que recurrir al arrimón efectista para llegar a la gente y, tras la estocada, lograr la oreja que le hacía falta para salir también a hombros y poner así el broche triunfal a la tarde.
FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Juan Pedro Domecq, aceptablemente presentados, nobles, blandos y bajos de raza, a excepción del tercero, encastado y con transmisión, un buen toro, todo lo contrario al quinto, el más deslucido con diferencia.
El Juli, de verde botella y oro: estocada desprendida y trasera (oreja con petición de la segunda); pinchazo y estocada (oreja).
Roca Rey, de blanco y plata: pinchazo y estocada (dos orejas tras aviso); pinchazo, media y tres descabellos (silencio).
Tomás Rufo, de azul azafata y plata, y que sustituía al francés Sebastián Castella: estocada (oreja); estocada (oreja).
La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde soleada y de agradable temperatura.
Antonio Capilla
