La pandemia ha cambiado la forma de vivir, las relaciones sociales y la necesidad de mantener un vínculo diferente con el medio ambiente. Los arquitectos lo saben y proyectan ya, como es el caso de Vicente Guallart, las viviendas de la era pos-COVID-19.
El hogar donde vivimos se ha transformado no solo en el lugar de descanso sino en el estudio y trabajo. Bajo todas estas nuevas perspectivas el arquitecto Vicente Guallart (Valencia, 1963) ha proyectado un modelo urbano que construirá en Beijing (China) tras ganar un concurso internacional promovido en la nueva área de Xiong’an.
El proyecto que define un nuevo estándar para los edificios de viviendas en la era pos-COVID-19 y que se puede aplicar en todo el mundo. Bajo el título «la ciudad autosuficiente», concreta en cuatro manzanas un modelo urbano, donde las personas pueden «vivir, trabajar y descansar en el entorno de su vivienda», explica Guallart en una nota, y en un supuesta época de crisis sanitaria, energética o alimentaria podría dar una respuesta adecuada desde el entorno de la vivienda, mediante confinamientos de diversos grados.
«No podemos seguir diseñando ciudades y edificios como si nada hubiera pasado”, añade Guallart, «en los últimos tiempos -continúa-están ocurriendo fenómenos de escala mundial que nos obligan a repensarlo todo».
El arquitecto puntualiza que las nuevas propuestas nacen de la necesidad de aportar soluciones a las diversas crisis que está viviendo nuestro planeta.
En concreto, el conjunto de edificios que proyecta está pensado para poder producir alimentos, energía y también objetos de uso diario a partir de la mini industria digital equipada con impresoras de 3D, situadas en las plantas bajas.
Todos los bloques de viviendas están cubiertos por invernaderos que permiten producir alimentos para el consumo diario y que utilizan sus cubiertas inclinadas para producir energía.
Las viviendas cuentan con una amplia terraza orientada al sur, un espacio abierto que además actúa como un regulador térmico, como se ha comprobado un espacio fundamental en tiempos de confinamiento, en el que se puede jugar y descansar.
El teletrabajo ha llegado para quedarse y estas viviendas del futuro próximo están preparadas para tener espacios de teletrabajo conectados a redes 5G, creando redes sociales de escala de barrio para el intercambio de recursos.
Los edificios están construidos en madera siguiendo principios de la nueva bioeconomía circular y en ellos se intercalan viviendas, residencias de gente joven y mayores, oficinas, una piscina pública, tiendas, un mercado, guardería, un centro administrativo e incluso un parque de bomberos.
El arquitecto desarrolló este proyecto durante el confinamiento, con todo el equipo trabajando desde su casa, un momento en el que optaron por incluir todos aquellos aspectos que vinculaban a sus necesidades y que «podrían hacer nuestra vida mejor, de forma que se pudiera definir un nuevo estándar de viviendas para China, en España o en cualquier país del mundo”.
«Son edificios que se enfrentan a la crisis por la vida y por el clima al mismo tiempo», concluye Vicente Guallart.
Fuente: © EFE 2020.