Un siglo de pasión por el arte en la familia Thyssen

Thyssen-Bornemisza

Heinrich von Thyssen-Bornemisza, mejor conocido como el Barón Thyssen, fue uno de los mayores coleccionistas de arte. Además, tan importante fue su figura que actualmente un museo de Madrid lleva su nombre. Lugar en el que también se recuerda a este hombre, porque este mes de abril cumple un siglo, un tiempo que para muchos ha sido, un siglo de pasión por el arte.

Sin embargo, es destacable que el barón Thyssen no se hizo el solo con tantas piezas de arte. Heinrich von Thyssen-Bornemisza fue el heredero de varias colecciones que acumularon sus antepasados. Una fortuna que pasó por tres generaciones.

El origen de su fortuna

La fortuna artística la inicio el abuelo de Heinrich, llamado August. Una persona que no se dedicaba a la producción de arte en sus inicios, sino a la industria del acero. Más concretamente a la fabricación de armas. Fue en 1900, cuando tuvo lugar la Exposición Universal de París, cuando August conoció al escultor Auguste Rodin. Un encuentro que se saldó con la creación de cuatro figuras de mármol.

A la muerte del abuelo, la industria del acero la heredó su hijo Friedrich. Su otro hijo Heinrich se fue a Hungría en 1907, donde el emperador le concedió el título de barón que todo el mundo recuerda.

El entusiasmo por el arte de la familia volvió en 1947, cuando su hijo, también llamado Heinrich fue quien recuperó los gustos de su abuelo. Así, Heinrich recuperó parte de la colección olvidada que su abuelo había agrupado durante sus años de vida.

La pinacoteca fue su primer objetivo. Un conjunto de obras que se encontraban repartidas entre su familia, más concretamente entre sus hermanos. Sin embargo, estos preferían lucrarse de las obras vendiéndolas a otros postores fuera de la familia, por lo que la tarea de Heinrich no fue fácil.

Duccio, El Greco o Caravaggio entre sus obras
Conversión De San Pablo, Caravaggio
Conversión de San Pablo, Caravaggio

Aún así, el barón Thyssen consiguió hacerse con obras de los pintores más grandes y variados de la historia. Entre ellos: Duccio, El Greco, Goya o Caravaggio. Tomando como ejemplo la avaricia de sus familiares, en 1990, cuando la colección alcazaba ya casi los 800 cuadros el barón Thyssen, Heinrich, decidió blindar su colección para evitar que fuese vendida por sus herederos.

Las obras en España

El problema fue que todos los países europeos iniciaron una pelea por tener la colección en su territorio. El barón vio en Suiza la solución al problema, pero finalmente España consiguió las obras del barón Thyssen por 350 millones de dólares. Unas piezas que actualmente, unas 700 de estas, se encuentran en el Museo Thyseen de Madrid. El resto están repartidas por otros museos españoles.