Hipnosedantes y opioides trazan un perfil de mujer mayor, española y con estudios básicos

Imagen de archivo de una mujer contemplando una serie fotográfica. EFE/Ana Escobar

Cádiz, 14 sep (EFE).- En los últimos años, el uso de hipnosedantes y opioides ha escalado hasta alcanzar prevalencias del 9,7 % y 4 %, respectivamente, pero hay un grupo donde ha subido mucho más: las mujeres de más de 35 años, nacidas en España y sin estudios superiores son el perfil del consumidor en nuestro país.

Las mujeres viven más años pero con peor calidad, y a menudo asisten a una medicalización de sus síntomas por la que los hombres no pasan; la salud mental es el ámbito donde más profundas son las desigualdades de género en el ámbito de la salud, tal y como se ha puesto de manifiesto en la XLII Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) celebrado estos días en Cádiz.

«A igualdad de diagnóstico, edad y uso de los servicios sanitarios, hay un 50 % más de posibilidades de que nosotras recibamos la prescripción de un psicofármaco», resumió en una de las plenarias del congreso Amaia Bacigalupe, epidemióloga profesora del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad del País Vasco.

Sin embargo, estas diferencias se diluían en las clases sociales más favorecidas. «Puede haber igualmente prescripciones de más, pero sin desigualdades de género. Probablemente algo ocurre dentro de las consultas que hace que el profesional de la salud atienda de forma más similar a hombres y mujeres de nivel socioeconómico más elevado», apuntó.

Una de cada cinco mujeres de más de 55 toma tranquilizantes

En el campo de la salud mental, dos trabajos presentados esta semana de investigadores del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, de la Universidad de Santiago de Compostela, que analizaron las tendencias de consumo de hipnosedantes y analgésicos opioides confirmaron el perfil eminentemente femenino del usuario de estos medicamentos.

Sobre los hipnosedantes, y basándose en la Encuesta sobre Uso de Alcohol y otras Drogas en España (EDADES), el estudio calcula que, entre 2005 y 2022, la prevalencia de consumo ha aumentado del 3,7 % al 9,7 % pero donde más, en las mujeres de 55 a 64 años, que llegaron al 21,4 % en el último año analizado.

La probabilidad de tomar hipnosedantes fue mayor en mujeres mayores, con nivel educativo básico o medio, desempleadas o inactivas laboralmente, que no conviven con pareja o familia, de nacionalidad española y que también consumen tabaco o cannabis.

Respecto a los opioides, el consumo en los últimos 30 días ha pasado del 2,9 % de 2018 al 4 % en 2022, un aumento que se percibe en hombres y en mujeres de 35 a 64 años, pero que es mayor aún en ellas (6 % frente al 4,2 % de ellos).

Superior aún es la prevalencia en mujeres de estas edades sin estudios superiores (6,9 %). «En global, el perfil del consumidor de opioides es una mujer de más de 35 años, sin estudios superiores y nacida en España», resumen los autores.  

Un 23,5 % de representación femenina en los ensayos clínicos

Pese a que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en mujeres, ellas apenan representan el 23,5 % en los ensayos clínicos de fármacos para el tratamiento de estas afecciones.

Es el cálculo que han hecho expertos del Servicio de Cardiología del Hospital Álvaro Cunqueiro y del Grupo de Investigación Cardiovascular, Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, SERGAS-UVIGO, tras revisar toda la literatura científica sobre ensayos en fase III y IV publicados publicada en las revistas más prestigiosas del campo, como Jama, Lancet, NEJM y BMJ.

Solo 2 de los estudios analizados habían realizado análisis de los objetivos principales segregados por sexo y en 6 constaban criterios de exclusión que afectaban exclusivamente al femenino: ser mujer en edad fértil, estar embarazada o en periodo de lactancia.

«Los hallazgos sugieren que las dosificaciones de medicamentos podrían necesitar ajustes por sexo para optimizar su eficacia y seguridad dada la baja inclusión de mujeres», advierten los autores.

Del mismo modo, otro trabajo del Servicio Aragonés de Salud y de la Universidad de Zaragoza ha arrojado otra evidencia más de las diferencias de abordaje de las enfermedades cardiovasculares entre hombres y mujeres tras analizar la literatura disponible sobre la atención sanitaria recibida tras un episodio mayor .

Y la conclusión siempre se mueve en el mismo sentido: «Las mujeres tienen menor probabilidad de recibir atención especializada y de derivación a rehabilitación cardiaca»; también presentan peor control de los factores de riesgo, como el colesterol, reciben con menor frecuencia medicación recomendada por las guías y presentan una menor adherencia al tratamiento.