São Paulo, 25 oct (EFE).- Guilherme Boulos, un activista en favor del derecho a la vivienda que ha abogado por ocupar terrenos abandonados, buscará convertirse este domingo en alcalde de São Paulo y reconquistar la mayor ciudad de Suramérica para una izquierda acosada por el bolsonarismo.
Es la recta final de la campaña para la elección municipal más importante de Brasil y el candidato de 42 años acaba de subirse a un podio frente al imponente edificio del Ayuntamiento, en pleno centro.
Luce una barba cuidada, que le da un aire a Luiz Inácio Lula da Silva de joven, y una camisa blanca de traje pero sin corbata, que le hace parecer un oficinista. Una imagen de aburrida normalidad con la que intenta compensar su pasado como activista.
«Muchos están asustados por mi trayectoria en los movimientos sociales. Yo les pido aquí un voto de confianza”, arranca Boulos, entre los aplausos de un puñado de seguidores.
El candidato, apoyado por el presidente Lula, va por detrás en las encuestas frente al actual alcalde, Ricardo Nunes, respaldado por el exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro.
Ha sido víctima de una campaña de bulos montada por la derecha que lo ha acusado, entre otras cosas, de esnifar cocaína y de querer invadir propiedades privadas.
Ante eso, él repite una y otra vez que no es un drogadicto y que el movimiento que lideró solo ocupaba terrenos abandonados de grandes propietarios.
Su programa incluye la promesa de construir 50.000 viviendas sociales en una ciudad cuya población en situación de calle se ha disparado desde la pandemia y supera las 60.000 personas.
También promete crear puntos de apoyo para que los conductores de aplicaciones puedan descansar y ampliar la red de puestos de salud para acabar con las filas de espera.
“¿Cómo puede una ciudad tan rica tener a gente con hambre? Tenemos barrios con la calidad de vida de Suecia y otros con la de los países más pobres del mundo”, exclama.
Inicios en el activismo
Hijo de médicos y alumno de escuela privada, Boulos no parecía destinado a convertirse en la promesa de la izquierda brasileña.
En la adolescencia, sin embargo, pidió a sus padres que le cambiaran a una escuela pública, donde montó un sindicato de estudiantes.
A los 19 años, cuando ya estudiaba Filosofía en la universidad, se fue de casa para vivir en un edificio ocupado por el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo, del que luego se convirtió en líder.
«Cuando entró en los movimientos sociales, se realizó», contaba recientemente al diario Folha de São Paulo Marcos Boulos, padre del candidato y reconocido infectólogo.
Del activismo saltó a la política de la mano del Partido Socialismo y Libertad, con el que intentó sin éxito ganar la Alcaldía de São Paulo en 2020. En 2022, fue elegido diputado federal con la segunda mayor votación del país.
Dos años después, la falta de nombres con tirón en el Partido de los Trabajadores llevó a Lula a escogerlo como candidato para unas elecciones que son un calentamiento para las presidenciales de 2026.
Cíntia Martins, una voluntaria de 45 años que está en el acto frente al Ayuntamiento, tiene la esperanza de que salga elegido.
«Lo sigo desde antes de entrar en política y me gusta cómo trata a los más humildes… Sabemos que es de barrio de verdad, aunque sea hijo de médicos», afirma a EFE, mientras agita una bandera de la campaña.
Al terminar su discurso, Boulos levanta el puño, dice «hasta la victoria, si Dios quiere», y se mete en la camioneta con la que recorrerá el extrarradio hasta el día de la elección.
«Ya me hice la mochila y solo volveré a casa el fin de semana», afirma, antes de cerrar la puerta.
Jon Martín Cullell