Madrid, 14 ene (EFE).- Los fuertes vientos, por encima de 150 kilómetros por hora incluso, son la causa de la voraz propagación de incendios en Los Ángeles estos días, pero que nada tienen que ver con otros fuegos forestales también muy peligrosos en otras ocasiones, como los de sexta generación, más propios del verano y muy extensos en superficie quemada.
Así lo aseguraron expertos consultados por EFE, tras insistir en que los vientos de Santa Ana, también conocidos como catabáticos, que han agravado los incendios devastadores estos días en Los Ángeles son corrientes de aire recalentado que soplan desde el interior del continente hacia la costa de California contribuyendo a expandir el fuego sin control.
Brasas sin control esparcidas por el fuerte viento
En Los Ángeles, explicaron, los incendios actuales están muy localizados por barrios y zonas, no se trata de megaincendios, sino de voraces fuegos dispersos en los que las brasas de ramas enteras de árboles y otros elementos en llamas son esparcidos sin control a largas distancias por las rachas de viento y prenden fuego al caer.
«Es difícil que cuando se da un incendio de viento se produzca también un incendio de sexta generación», aseguró en declaraciones a EFE el ingeniero de Montes Víctor Resco de Dios, profesor de ingeniería forestal en la Universidad de Lleida (noreste de España).
En California generalmente suelen darse además de incendios por vientos, como ahora, otros conocidos a nivel mediático, que no científico como de sexta generación, que se caracterizan por la formación de un pirocúmulo (por nubes de desarrollo vertical por el ascenso del aire caliente y el humo de los grandes incendios forestales).
Este pirocúmulo acaba desplomándose, «con un comportamiento errático y muy agresivo», más típico en otros momentos del año, con condiciones que se suelen dar en verano, es decir con alta acumulación de combustible y de calor intenso, según Resco de Dios.
En esos incendios de sexta generación, que no deben interpretarse automáticamente como catastróficos porque no siempre es así, según el experto, se tiene que formar una nube; la columna del incendio, el humo, tiene que ascender hasta las capas altas de la atmósfera para que pueda condensarse y formar una nube.
Aunque son un tipo de incendio los de sexta generación que suceden otras veces en California, no es el caso en estos momentos porque «los que se están produciendo ahora son por viento», asegura el experto.
Unos vientos desestacionalizados
Los incendios por viento son característicos allí en otoño porque es cuando más sopla el viento de Santa Ana; en esta ocasión no obstante, se están produciendo con intensidad en invierno, «se están desestacionalizando», según Resco de Dios.
«Es muy difícil que con las condiciones que se están dando ahora mismo en California con los vientos de Santa Ana, se produzcan incendios de sexta generación», porque la columna vertical que tiene que darse quedaría tumbada.
También Francisco Martín, del portal de meteorología español Meteored, aseguró que es la intensidad de los vientos de Santa Ana la causa de la voraz propagación de los incendios en Los Ángeles.
En la fase previa a la propagación han confluido además un cúmulo de circunstancias «excepcionales» que los han propiciado, añadió el experto.
En primer lugar, la presencia de abundante vegetación seca como combustible en la zona, a lo que se han sumado otros dos ingredientes asociados a factores meteorológicos por los vientos de Santa Ana en pleno período invernal.
Estos vientos recalentados al llegar a Los Ángeles cuentan con unos indices de humedad «bajísimos», de entre el 10-15 por ciento cuando lo habitual seria 30-40 por ciento.
«Pero lo peor de todo, es la intensidad de los vientos que como ha ocurrido ahora, superan incluso los 160 kilómetros por hora», añadió.
Se trata de incendios distintos a los de sexta generación, que suelen referirse a megaincendios, como ocurrió el año pasado en Canadá, con enormes cantidades de hectáreas quemadas sin apenas capacidad de los bomberos especializados para extinguirlos. EFE
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