Javier Herrero.
Madrid, 8 nov (EFE).- Veinticinco años después de su primera grabación, El Columpio Asesino deja de balancearse definitivamente entre este viernes y sábado en dos conciertos especiales para celebrar «al grupo de ‘Toro'» y el que aportó su toque «sofisticado» a aquel «indie» español «muy guitarrero, muy de Los Planetas».
Era 1996 cuando los hermanos Arizaleta, Albaro y Raúl, fundaron en Pamplona junto a otros músicos la simiente de la banda, ya entonces difícil de clasificar. En 1999 llegaría su primera maqueta y, con el nuevo siglo, empiezan a ganar visibilidad en diferentes concursos, uno de los cuales posibilitó en 2003 su primer álbum.
En total llegarían a ser seis LP desde ‘El columpio asesino’ (2003) hasta ‘Ataque celeste’ (2020), el último, que se publicó unos días antes de la declaración de estado de alarma en España por la covid-19, lo que truncó buena parte de sus planes y condicionó la continuidad de la formación, que completan actualmente Cristina Martínez e Íñigo Sola, alias Sable.
«Se tomó la decisión (de la despedida) de manera muy clara porque estábamos en un punto muy bajo. La pandemia nos hizo polvo y no nos veíamos con fuerzas de encarar otro disco, en parte porque había un desgaste creativo. Yo notaba que partes del equipo ya no estaban tan motivadas y que no era una etapa. A veces daba la sensación de que estabas arrastrando un cadáver», se sincera Albaro Arizaleta en una charla con EFE.
En ese contexto hay que subrayar el momento personal que atravesaba a causa de una larga enfermedad Daniel Ulecia, bajista y uno de los principales compositores. Su fallecimiento, el pasado 1 de marzo, llegó aproximadamente un año después de anunciarse la retirada del grupo.
«Fue un palo la noticia y la enfermedad. Aparte de compañeros de trabajo, como se dice allí en Pamplona, es que somos de la cuadrilla, o sea, somos todos amigos y compartimos mucho», destacan sus excompañeros.
Ulecia era, además, «una pieza clave en la banda». «Seguro que si me pongo con Dani, sacamos otro disco aunque nos hubiera costado otros 4 años», reconoce Arizaleta ante una ausencia que agravaba la dinámica de por sí lenta y a veces tortuosa de El Columpio Asesino a la hora de lanzar material nuevo (entre ‘Ballenas muertas en San Sebastián’ (2014) y el citado ‘Ataque celeste’ mediaron seis años).
En un constante «balanceo» entre estilos como el punk, el pospunk, el rock, el pop alternativo y la electrónica, «también entre la luz y la oscuridad», les gusta pensar que como legado aportaron un toque «sofisticado del que tampoco había tanto» entre aquel «indie» inicial «muy guitarrero, muy Los Planetas».
Habrá mucha gente que los recuerde más fácilmente por su tema más emblemático, ‘Toro’, el de «Te voy a hacer bailar toda la noche / Nos vamos a Berlín, no quiero reproches» o el de «Con amigos y extraños / Coincidimos en los baños / Siempre te gustaron largas / Amarga baja, amarga baja».
«Le debemos tanto a esa canción… Que te recuerden aunque sea por tocar una vez la campana es un éxito, porque son pocos los que tienen doscientos hits, no todo el mundo es los Beatles o R.E.M.», afirman ante aquel fenómeno que empezó a escalar poco a poco tras su lanzamiento en 2011 y que aún hoy sigue creciendo, «lo que tienen las buenas canciones», apostillan.
Fue ya hace un año cuando arrancó ‘Amarga baja’, esta gira de despedida que con el aforo agotado en casi todas sus citas les ha llevado por países como México, uno de los que mejor les ha recibido siempre, por grandes festivales y, en el último tramo, por salas como La Riviera de Madrid, donde se despiden con una doble cita este viernes y sábado, 8 y 9 de noviembre.
«La gira ha sido increíble, el ambiente, la furgoneta… Ha tenido un carácter emocional tan fuerte en nosotros, en el público, en todo el equipo, que va a ser irrepetible», celebran ante un repertorio que, sobre todo en su segundo bloque, promete «mucha zapatilla».
¿Y después? «Hay que acostumbrarse a que las cosas a veces tienen un final», señalan, antes de responder que no tienen pensado nada en el largo plazo, más allá de «descansar».