Afriquoi: «Ser africano en Europa es un constante problema»

Los integrantes de la banda Afriquoi posan antes de subirse al escenario principal de Womad Cáceres, este viernes en la capital cacereña. EFE/ Eduardo Villanueva

Cáceres, 10 may (EFE).- “Ser africano en Europa es un constante problema, sobre todo con los visados”, ha expresado, en declaraciones a EFE, Andre Espeut, uno de los componentes de la banda Afriquoi, que este viernes se sube al escenario principal de Womad Cáceres para desplegar su particular sonido étnico.

El grupo fusiona la guitarra congoleña y el virtuosismo de la kora gambiana con la sensibilidad electrónica del Reino Unido, donde residen aunque su origen es, principalmente, africano.

A la entrevista en el Hotel Don Manuel de Cáceres (base logística del festival) sólo han acudido tres componentes de los cinco que integran la banda: Andre Marmot, Andre Espeut, Fiston Lusambo; el resto no ha podido acudir al festival por problemas con los visados.

“Es un gran dilema para los músicos africanos en Europa, el problema continuo de los visados cada vez que tienen que viajar”, ha insistido Espeut, que se queja de la burocracia y lanza un discurso anticapitalista, para asegurar que la demora con los visados “se debe a que los gobiernos externalizan este tipo de servicios que deberían ser públicos”.

Sin embargo, ha apuntado, «las embajadas no lo tramitan directamente y te remiten directamente a cuestiones externas».

Mas allá de este contratiempo que deja a la banda sin parte de su esencia, los Afriquoi aseguran que quieren insuflar “pura emoción” esta noche en el escenario de la Plaza Mayor.

“Estamos emocionados porque sabemos las buenas vibraciones que hay en este festival. Sabemos cómo queremos que la gente se sienta”, ha manifestado Marmot, parte de un grupo que está acostumbrado a tocar en festivales multitudinarios.

Ya lo han hecho, por ejemplo, en Glastonbury, al que asisten alrededor de 150.000 personas requiriendo una amplia infraestructura, y al que regresan este mismo verano.

“Nuestra música es enérgica y potente, pero también sanadora”, exponen debido a que pretenden “dejar al público en un mejor estado que cuando empieza el concierto: más feliz, más suelto, más relajado; que hayan bailado, sudado y que se sientan mejor”.

Aunque exigen que la energía que proyectan en el escenario sea retroactiva: “Queremos un feedback con el público; cuanto más sinergia recibimos del público, más nos entregamos nosotros”.

Desde hace más de una década, Afriquoi se ha convertido en sensación underground que ofrece una inspiradora fusión de música africana y electrónica.

En un espectáculo digno de un festival multicultural como Womad, donde combinan kora gambiana, guitarra congoleña y estilos de percusión mandinka, con música electrónica basada en la música house, garage, disco, soul y ‘jungle’, creando un sonido ecléctico, eléctrico y pegadizo.

Fiston Lusambo es el encargado de dar vida a la particular guitarra congoleña para “crear un estilo de música que existía, combinándola con la kora gambiana».

«Aunque yo me rebelo contra la música tradicional congoleña, la verdad es que todos aportamos una herencia cultural muy definida al grupo», ha apuntado Lusambo.

La kora es un instrumento de 20 o 21 cuerdas, mezcla de arpa y laúd, tradicional de países africanos como Burkina Faso, Guinea y Gambia.

“Somos un grupo ecléctico y lo llevamos a gala; cuando estamos en los aeropuertos, la gente nos mira un poco raro y se preguntan qué tienen que ver estas personas unas con otras…qué hacen juntos un gambiano que ya va a pasar los 60, con un jamaicano, con un inglés, con un congoleño. Pero somos ya una familia; cuidamos unos de otros», sentencia.

Afriquoi tiene miembros de edades comprendidas a lo largo de tres décadas; originarios de África, el Caribe y el Reino Unido, encarnan esa fusión tan racial y tan buscada en el cartel de Womad, y reúnen una gran profundidad de conocimiento musical, cultural y experiencia de vida.