Agustín Santos reclama los valores republicanos, socialistas y ecofeministas de Sumar

El número 2 de Sumar por Madrid, el diplomático Agustín Santos Maraver. EFE/ Ángel Colmenares

Nueva York, 23 jun (EFE).- El «número 2» de Sumar por Madrid, el diplomático Agustín Santos Maraver, hasta hace una semana embajador español ante la ONU, reclama los valores republicanos, socialistas y ecofeministas en la coalición que encabeza Yolanda Díaz, un proyecto al que se sumó porque ella ha «sabido articular a toda la izquierda a la izquierda del PSOE».

El número 2 de Sumar por Madrid, el diplomático Agustín Santos Maraver. EFE/ Ángel Colmenares

Considerado el «fichaje estrella» de Yolanda Díaz, Santos concedió a EFE su primera entrevista desde que se hizo pública su candidatura en un parque de Nueva York, ciudad que abandonará antes de fin de mes para incorporarse de lleno a la campaña por las elecciones legislativas del 23 de julio.

El número 2 de Sumar por Madrid, el diplomático Agustín Santos Maraver. EFE/ Ángel Colmenares

Como buen diplomático, huye de declaraciones llamativas y prefiere modular cada respuesta con abundante contexto, pero defiende unas ideas que mantiene «desde los 17 años»: ecosocialistas, feministas y republicanas: «Si ser socialista o ser republicano nos deja fuera, ¿a cuántos españoles deja fuera la Constitución?», reflexiona.

Niega la acusación de haber representado durante décadas un sistema con el que no comulga: «Yo he representado básicamente la política exterior de los gobiernos, y cuando no había gobiernos progresistas, nunca estuve en gabinetes ni en puestos con capacidad de decisión, sino de segunda fila».

A quienes ahora se sorprenden de su entrada en política, les recuerda que en Exteriores «no es verdad que no supieran cómo pensaba», y asegura ser uno de los pocos represaliados por razones ideológicas cuando en 2013 el gobierno del PP lo sacó de su puesto en Ginebra y lo tuvo un año «en casa y sin destino».

Aunque dice seguir con atención a Yolanda Díaz, sobre todo desde que en 2013 ella impulsó en Galicia un inédito «frente amplio» (Alternativa Galega de Esquerda), y con sus políticas como ministra de Trabajo durante el covid «poniendo por delante las necesidades de la gente», sostiene que su «fichaje» se gestó solo en las últimas semanas, y que en un viaje de Díaz a la ONU el pasado 18 de abril ni siquiera se mencionó esa candidatura.

MIDE SUS PALABRAS CON MARRUECOS Y CON ISRAEL

Si Yolanda Díaz calificó recientemente a Marruecos de «dictadura», Santos rechaza utilizar esta palabra -califica al país vecino como «un régimen de cosoberanía» entre el rey y el pueblo- y pone por delante que Rabat «es un socio estratégico» con el que «tenemos que desarrollar un espacio de coprosperidad».

Santos cree que un gobierno de izquierda en España debe «acompañar los espacios de modernización y de ampliación del espacio democrático en Maruecos», y aunque no niega las violaciones a los derechos humanos en el país, los considera «casos individuales».

Tampoco cree que sea correcto esperar de Marruecos alguna especie de contrapartida por el viraje español en la cuestión del Sáhara, un viraje que según Santos no es tal porque sigue poniéndose a la ONU en el centro de cualquier eventual solución.

Llama la atención que en la postura oficial de Sumar se reclama hasta en dos ocasiones el regreso al alto el fuego, una petición dirigida al Frente Polisario, mientras que no hay ninguna petición para Marruecos para desatascar un conflicto totalmente bloqueado desde hace años.

Sumar se ha manifestado a favor de la «autodeterminación» del pueblo saharaui, sin mencionar la idea del referéndum, y de hecho Santos deja entrever que no es realista pensar en un referéndum cuando el censo de posibles votantes (el de 1974) ya no guarda casi relación con la realidad demográfica actual.

Y en cuanto al conflicto israelí-palestino, Santos también es reacio a calificar de «apartheid» el régimen que Israel impone sobre los palestinos -como han dicho Amnistía Internacional o Human Rights Watch-, pero sí reconoce que hay un riesgo claro de que se aplique «un estatus jurídico distinto» para israelíes y palestinos.

En todo caso, se aferra a la doctrina de la ONU al respecto: que no hay más solución que la de los dos estados, ambos con fronteras seguras, y subraya que imponer únicamente los criterios de seguridad no hará sino agravar el conflicto.

POR UNA EUROPA MÁS AUTÓNOMA

En el debate dentro de la izquierda sobre si conviene armar a Ucrania ante Rusia, Santos reconoce el derecho de Ucrania a defenderse y a buscar armamento de acuerdo con la carta de Naciones Unidas pero inmediatamente añade que el costo de la guerra es «elevadísimo» en vidas humanas, por no hablar de la destrucción económica y los peligros nucleares.

«¿Hasta qué momento podemos vislumbrar que los sacrificios humanos y materiales son necesarios para alcanzar lo que se puede alcanzar por un proceso diplomático?», se pregunta, convencido de que esta guerra solo terminará en una mesa de negociaciones.

La guerra ha tenido otra consecuencia, como ha sido el reforzamiento de la OTAN, un organismo «donde la potencia mayoritaria y de la que dependemos en muchos sentidos es Estados Unidos», y ahí el diplomático cree que sería deseable «una mayor autonomía estratégica europea».

¿En qué lugares tiene margen Europa para buscar distanciarse de EEUU con unas políticas distintas? Según Santos, esto se puede hacer en África, en América Latina y en China, país este último que para Washington presenta básicamente un problema de competencia bilateral por la hegemonía, mientras que Europa puede aplicar un enfoque multilateral donde caben «varias esferas de influencia».

«LA LUCHA CONTINÚA»

Santos cree que Yolanda Díaz ha visto en su persona «una comprensión de la realidad internacional» y la necesidad de entender que los retos contemporáneos del cambio climático o de la desigualdad exigen soluciones globales, «o no serán soluciones», dice.

Cree además que Yolanda Díaz conoce toda su historia de lucha por las libertades durante el franquismo o de apoyo al movimiento feminista, «una trayectoria que ha ido paralela a mi carrera diplomática profesional», recuerda.

«Y bueno, como dicen los clásicos, la lucha continúa», concluye.

Javier Otazu