c-Src, el primer oncogén descubierto en la década de los 70 es capaz de ‘autoactivarse’

De izquierda a derecha: Iván Plaza-Menacho, autor senior, y los primeros autores, Julia Contreras e Hipólito Nicolás Cuesta Hernández. Crédito: Esther Sánchez /CNIO

Madrid, 31 oct (EFE).- Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han descubierto que c-Src, el primer oncogén identificado por la ciencia a finales de los setenta, tiene un mecanismo que le permite 'autoactivarse', un hallazgo que ayudará a desarrollar nuevos fármacos.

En las últimas décadas se han desarrollado terapias con fármacos que actúan específicamente contra dianas (causas) moleculares del cáncer. Muchos de ellos inhiben la acción de enzimas llamadas tirosina-quinasas.

El grupo de Iván Plaza-Menacho, del CNIO, ha descubierto un nuevo mecanismo de activación para la primera tirosina-quinasa conocida, que es también el primer oncogén (un gen que mutado tiene la capacidad de provocar cáncer).

«Hemos descubierto un nuevo paradigma en el mecanismo de acción del primer oncogén identificado, c-Src, con importantes implicaciones en el descubrimiento de fármacos de nueva generación», explica Plaza-Menacho.

Los detalles del estudio se han publicado en Nature Communications.

Las quinasas modifican químicamente otras proteínas y esa modificación (la fosforilación) actúa como señal química que activa la proliferación celular.

Cuando las quinasas funcionan mal las células reciben constantemente la orden de proliferar, dando lugar a la formación de un tumor.

Esta relación entre el cáncer y c-Src se descubrió molecularmente a finales de los años setenta, pero pese al tiempo transcurrido aún se sigue investigando.

El oncogén c-Src aparece sobreactivado en aproximadamente el 50% de tumores de colon, hígado, pulmón, mama, próstata y páncreas.

Lo que desvela el nuevo trabajo es un nuevo mecanismo, inesperado, por el que c-Src puede activarse a sí mismo de forma autónoma mediante la autofosforilación y provocar cáncer.

Una diana terapéutica

Existen inhibidores dirigidos contra la actividad de c-Src con aplicaciones terapéuticas como por ejemplo, dasatinib, que ha sido aprobado para el tratamiento de la leucemia mieloide múltiple y leucemia linfocítica aguda.

Actualmente hay en curso ensayos clínicos con pacientes de cáncer de mama metastático, cáncer de colon y próstata con inhibidores que actúan sobre la actividad de c-Src con otras quinasas, por ejemplo, bosutinib, bafetinib o saracatinib.

Los nuevos resultados obtenidos por el grupo del CNIO «tienen implicaciones importantes en el diseño y búsqueda de fármacos de nueva generación que bloqueen de una manera más específica la función alostérica y no catalítica como substrato de c-Src», señala Plaza-Menacho.

El investigador asegura que «en el futuro queremos determinar la estructura tridimensional de c-Src en su formato completo, y saber cómo se ensambla y con qué moléculas es capaz de interaccionar y regular a nivel celular cuando está hiperfosforilada en cáncer».