Centrales hidroeléctricas, ¿trampas mortales para salmones?

Los salmones desarrollan su ciclo vital entre el río, en el que nacen y al que vuelven para reproducirse y morir, y el mar, al que migran para crecer; un viaje de ida y vuelta que se complica por la existencia de presas, muchas de ellas usadas para alimentar centrales hidroeléctricas. EFE/ JJ Guillén

Ana Tuñas Matilla

Madrid, 26 abr (EFE).- Los salmones desarrollan su ciclo vital entre el río, en el que nacen y al que vuelven para reproducirse y morir, y el mar, al que migran para crecer; un viaje de ida y vuelta que se complica por la existencia de presas, muchas de ellas usadas para alimentar centrales hidroeléctricas.

Aunque se sospecha que estas centrales son trampas mortales para los peces, apenas hay datos de cuántos mueren cada año en sus turbinas de o en los canales que llevan el agua que «toman prestada» de los ríos para generar electricidad y en los que se adentran sin saber el riesgo que corren.

Para conocer el impacto de presas y centrales en los salmones, el proyecto financiado con fondos europeos Life Kantauribai ha desplegado en los ríos Urumea y Bidasoa un dispositivo tecnológico que permitirá seguir la migración de unos 3.000 esguines de salmón, criados en piscifactorías y liberados tras ser marcados con chips.

Viaje hacia el mar

Los salmones desarrollan su ciclo vital entre el río, en el que nacen y al que vuelven para reproducirse y morir, y el mar, al que migran para crecer; un viaje de ida y vuelta que se complica por la existencia de presas, muchas de ellas usadas para alimentar centrales hidroeléctricas. EFE/ JJ Guillén

«Queremos conocer cuántos van a saltar las presas y cuántos van a meterse por el canal y van a llegar a las centrales hidroeléctricas con riesgo de morir por las aspas de las turbinas», ha explicado a EFE el responsable del estudio Colin Bouchard, científico de Scimabio.

Con el fin de mejorar los datos, combinarán dos tecnologías, una de identificación por radiofrecuencia o RFID -la misma que usan los veterinarios para identificar a perros o gatos o cadenas de ropa, como Zara, para controlar cada prenda- y otra de identificación por sonido.

Cuando los peces lleguen a las presas equipadas con antenas RFID (dos en el Urumea, en Guipúzcoa, y tres en el Bidasoa, en Navarra), uno de los chips permitirá saber si se introducen en el canal o si la superan.

Siete hidrófonos (micrófonos subacuáticos) colocados en diferentes zonas pasadas las presas, desvelarán gracias al otro chip si los peces han logrado llegar hasta ellas.

Con los datos obtenidos, desarrollarán, en colaboración con Inrae, un modelo estadístico que permitirá estimar la probabilidad de que los peces entren en el canal, así como de que salgan vivos o mueran en él, bien por las aspas, bien porque no logran retornar al río.

«Eso permitirá estimar la mortalidad asociada a las centrales», según Bouchard, que ha subrayado que el estudio medirá el efecto acumulativo de varias presas consecutivas, algo «muy novedoso».

La investigación se prolongará durante tres años e incluirá el testeo de sistemas para evitar que los peces se adentren en los canales, como rejillas más tupidas o «cortinas de burbujas».

Viaje de vuelta

Los salmones desarrollan su ciclo vital entre el río, en el que nacen y al que vuelven para reproducirse y morir, y el mar, al que migran para crecer; un viaje de ida y vuelta que se complica por la existencia de presas, muchas de ellas usadas para alimentar centrales hidroeléctricas. EFE/ JJ Guillén

Kantauribai contempla también conocer cómo le va a los salmones en su viaje de vuelta al río y para ello instalarán en dos escalas (pasos para peces en presas) cámaras acuáticas que identificarán la especie de cada pez que pasa por allí, la dirección en la que va o su tamaño.

«Tener información sobre los peces que suben y bajan en la cuenca es fundamental para que podamos hacer una buena gestión, para saber si la población está bien o no», ha apuntado Josu Elso, especialista en gestión piscícola de Gestión Ambiental de Navarra (GAN).

Los datos indican que la especie está en declive en toda su área de distribución, especialmente en la Cantábrica. El mayor problema al que se enfrenta es el cambio climático y donde antes se notan los efectos es en los límites de distribución de la especie, en este caso, la Península Ibérica, ha añadido.

Dado que cada vez hay menos agua y que la que hay está más caliente, es muy importante que el salmón pueda subir cuanto antes a las zonas frescas y para ello resulta imprescindible reducir los obstáculos.

No es tan «verde»

La información que obtengan gracias al «big brother» desplegado en Urumea y Bidasoa será imprescindible para poner las medidas necesarias para minimizar el impacto de presas y azudes, según el experto del Servicio de Fauna y Flora Silvestre de la Diputación Foral de Gipuzkoa Aitor Lekuona.

Si comprueban que el impacto de las centrales es muy relevante, entre esas medidas podría estar la de «parar completamente la producción» en mayo, mes en el que los esguines de salmón bajan hacia el mar.

La población debe saber que la energía hidroeléctrica no es tan «verde» como se pregona porque afecta tanto a los animales como al propio río, pues obliga a la derivación de caudal entre la presa y la central, entre las pueden distar muchos kilómetros, ha lamentado.

Esto implica que haya largos tramos de río que lleven mucha menos agua de la que deberían, lo que tiene un impacto directo en la fauna piscícola y otras especies, como el desmán, que está en peligro crítico de extinción y que para vivir precisa de ríos con agua suficiente y rápidos.