
Londres, 27 feb (EFE).- Desde su primer líder, Keir Hardie, al actual, Keir Starmer -supuestamente llamado en su honor-, el Partido Laborista británico cumple este jueves 125 años, en los que ha pasado de ser una plataforma sindical a conquistar el centro político como formación gobernante en el Reino Unido.
Con su enfoque pragmático y tecnócrata, Starmer, antiguo fiscal jefe del Estado, logró batir a los conservadores tras 14 años en el poder en las elecciones del pasado 4 de julio, que ganó por mayoría absoluta si bien con un limitado porcentaje del voto.
Sus políticas ancladas en el patriotismo, el rigor fiscal y la promoción sin freno del crecimiento económico le distancian de su antecesor, Jeremy Corbyn, cuyo izquierdismo y gestión errática le costaron los comicios de 2019, aunque disparó las afiliaciones a la formación.
La relación del Partido Laborista con los sindicatos, que lo fundaron el 27 de febrero de 1900, vuelve a ser tensa, pues combina la necesidad de ganar votos con la de satisfacer a sus principales benefactores.
Raíces y Estado del bienestar
Con unos 300.000 miembros en la actualidad -frente a más de medio millón con Corbyn-, la mayor formación británica ha participado en trece gobiernos y tenido siete primeros ministros desde que nació como el Comité de Representación Laborista, una alianza sindical y socialista que daba voz a la nueva clase trabajadora, frente al dominio histórico de los partidos Conservador y Liberal.
Minero y sindicalista, Hardie fundó en 1888 el Partido Laborista Escocés para después impulsar el movimiento nacional, y de 1906 a 1908 fue el primer líder de un grupo parlamentario laborista en la Cámara de los Comunes (baja) de Londres.
El Partido Laborista británico ganó sus primeras elecciones en 1923, dando lugar al Gobierno minoritario de Ramsay McDonald, que acabó diez meses después con una victoria de los 'tories'.
Tras otro mandato con los liberales entre 1929 y 1931 en la Gran Depresión global, de 1931 a 1935 McDonald dirigió a petición del rey Jorge V un Gobierno Nacional con conservadores y liberales, lo que le valió la expulsión del laborismo.
El Partido Laborista dirigido por Clement Attlee regresó al poder en 1940 en el Ejecutivo de coalición por la Segunda Guerra Mundial encabezado por el 'tory' Winston Churchill, tras lo cual en 1945 obtuvo su primera mayoría absoluta con un radical programa social que transformó el Reino Unido.
Además de nacionalizar las principales industrias y el Banco de Inglaterra, el equipo de Attlee creó el Estado del bienestar y el Servicio Nacional de Salud (NHS) y empezó a desmantelar el imperio de colonias en el extranjero.
En las elecciones de 1951 se impuso Churchill, pese a contar los laboristas con más votos -en un sistema no proporcional-, y la formación de centroizquierda pasó 13 años en la oposición.
Harold Wilson gobernó por mayoría entre 1964 y 1970, cuando se abolió la pena de muerte, se legalizó el aborto y se amplió la educación pública.
Wilson regresó en 1974 y James Callaghan le sucedió de 1976 a 1979, cuando perdió las elecciones generales en favor de la conservadora Margaret Thatcher.
Los políticas neoliberales y antisindicales de Thatcher rompieron el consenso de posguerra y condenaron al laborismo a 18 años en la oposición, en los que pasó a ser dirigido por progresistas urbanos de clase media, como Michael Foot.
Del 'Nuevo Laborismo' al 'Starmerismo'
Tras la derrota electoral de Foot en 1983, le sustituyó Neil Kinnock, quien impulsó una purga de la izquierda. John Smith dirigió la formación de 1992 a 1994, cuando su inesperada muerte propulsó al reformador Tony Blair.
Blair aceleró el giro al centro y eliminó del estatuto laborista la simbólica Cláusula IV de 1918, que reivindicaba la propiedad compartida de los medios de producción.
Su Nuevo Laborismo se inspiró en la teoría de la 'tercera vía' del sociólogo Anthony Giddens de combinar capitalismo y justicia social, lo que le reportó en 1997 la mayor victoria laborista de la historia, que revalidó en dos ocasiones, aunque en 2007 cedió el paso a su colega Gordon Brown.
Con la vuelta de los conservadores a Downing Street en 2010, Ed Miliband trató de recuperar algunos valores fundacionales pero fue Corbyn quien reivindicó el retorno a la socialdemocracia entre 2015 y 2019.
El 4 de abril de 2020 Starmer, que formaba parte de su equipo, se convirtió en líder laborista con un programa radical secundado por las bases, al que renunció sin embargo para ganar los comicios generales de 2024.
Como primer ministro, sigue tratando de equilibrar los intereses a veces opuestos de las empresas, los sindicatos, las bases y el electorado, con el objetivo de mantenerse en el poder otra legislatura.
Judith Mora